BREXIT: CON EL AGUA AL CUELLO

07.04.2019 15:01
 
El Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte dejó de ser una nación creíble y la propia Unión Europea enfrenta un futuro incierto. Pase lo que pase de ahora en más, ya nada volverá a ser lo mismo. Theresa May dio un duro golpe a su propio partido al sentarse a negociar con la oposición con la esperanza de llegar con la misma a un acuerdo que le permita conseguir una nueva prórroga a la salida. Los conservadores se sienten traicionados por la Primer Ministro y los opositores laboristas están divididos; su líder, Jeremy Corbyn - de por sí un hombre impredecible y resistido por muchos británicos; entre ellos los mandos de las fuerzas armadas - no puede garantizar que sus pares voten en bloque. May inició las conversaciones con el agua al cuello y eso rara vez es bueno, a menos que ella esté buscando el fracaso de su propio acuerdo, hipótesis que algunos no descartan. Ya nadie confía en nadie y eso siempre es malo.
 
El conservador Rees-Mogg ya expresó que el reino debería boicotear distintas iniciativas de la UE en el caso de una extensión prolongada del plazo de salida. La premier británica pidió una corrimiento del plazo del brexit hasta el 30 de junio. El pedido también cayó mal entre los líderes europeos más duros. Los franceses, por ejemplo, quieren tener claro para qué los británicos quieren un plazo adicional corto siendo que no logran ponerse de acuerdo entre sí. Entre los federalistas europeos hay predisposición a otorgar más tiempo pero sólo si es mucho más tiempo pero correrían el riesgo del boicot británico propuesto por Rees-Mogg, un euroescéptico duro que prefiere un brexit rápido o directamente uno sin acuerdo. Algunos ya quieren patear el tablero. Sin embargo no todos los europeos duros adoptaron la postura francesa. Angela Merkel es partidaria de un plazo corto que presione a los diputados británicos a aceptar el acuerdo ya alcanzado por May con la UE.
 
A medida que el tiempo pasa las opciones que quedan son pocas y básicamente se reducen a la aceptación del acuerdo de May, a la salida sin acuerdo o a la no salida. Las tres posibilidades implican serios problemas para el Reino Unido. El acuerdo ya presentado por la Primer Ministro dejaría a la UE con un pie en el reino mediante una frontera laxa entre las dos Irlandas, una salida sin acuerdo posiblemente significaría un gran caos y la permanencia una traición a los votantes del referéndum del 2016.  
 
A todo esto los británicos ya emiten pasaportes sin la leyenda "European Union" (Unión Europea); la Comisión Europea anunció que retirará la estación sensora del sistema europeo de navegación por satélite Galileo situada en las Islas Malvinas y Gibraltar ya aparece como colonia británica en un documento oficial de la UE. ¿Qué esperamos los argentinos para aprovecharlo?
 
Artículo relacionado: