BREXIT: LAS OPCIONES DE UNA SEMANA CLAVE

25.03.2019 10:48
 
El tragicómico drama del Bréxit está en su punto álgido pero los indicios de cómo terminará distan mucho de ser claros. Los titulares de los grandes medios de comunicación pueden ser engañosos. Es cierto, dicen que casi cinco millones de personas votaron a favor de un segundo referéndum pero pocos mencionan que en el del año 2016 casi 17.5 millones de británicos se pronunciaron a favor de abandonar la Unión Europea. Estos días un millón de personas habrían marchado por las calles de Londres presionando por una segunda oportunidad de pronunciarse pero ese es el número que mencionan los organizadores. La policía guardó un prudente silencio.
 
Algunos afirman que la Cámara de los Comunes podría votar el acuerdo al que arribó May con los europeos si ella renunciara pero la desconfianza mutua es grande y no hay garantías de que la Primer Ministro realmente dimitiría en caso se arribarse a tal pacto. Dentro del propio entorno de May hay euroescépticos que quieren la salida de la Unión Europea a como dé lugar. Posiblemente Theresa May ya sea un cadáver político inmolado en el altar del federalismo europeo. El único acuerdo al que arribó dejaba serias dudas sobre el tema de la frontera entre las dos Irlandas. Con ese convenio la UE hubiera quedado con un pie en Gran Bretaña. La premier afirma que quiere cumplir con la voluntad popular de abandonar la Unión Europea pero en la práctica sus esfuerzos fueron torpes. Presionó a los diputados británicos hasta el punto de poner a los ciudadanos en contra del Parlamento en tal medida que la seguridad en torno a los parlamentarios debió ser reforzada. Sirvió de poco, la incertidumbre persiste y las pérdidas económicas que la misma genera son atroces.
 
Una de las esperanzas del Reino Unido es Jacob William Rees-Mogg, católico practicante que en el 2013 votó en contra del Acta de Matrimonio de Parejas del Mismo Sexo. Rees-Mogg es un hombre de gran prestigio personal y a pesar de ser euroescéptico estaría dispuesto a apoyar el acuerdo al que arribó May con la UE. Se lo considera de ser una de las pocas personas capaces de rescatar ese acuerdo que no es su favorito pero al que ve como una especie de mal menor. Él podría convencer a los rebeldes conservadores de apoyar a la premier.
 
Sería imprudente especular sobre cómo se desarrollarán los hechos en el corto plazo. El costo de dilatar una decisión es alto, el de irse sin un acuerdo también. A los británicos les queda la opción de permanecer en la Unión Europea. Eso sería una muestra de la ineptitud de la clase política británica y una señal de que nadie se va de la UE sin pagar un precio muy elevado, hasta intentarlo resulta caro. El hecho sentaría un precedente peligroso: se resquebrajaría el derecho a una identidad nacional, a la toma de decisiones autónomas y a la fortaleza económica.
 
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