COMIENZA A CAMBIAR LA RELACIÓN DE FUERZAS EN EL EXTREMO MERIDIONAL DEL ATLÁNTICO SUR
31.01.2015 18:00
El extremo meridional del Atlántico Sur es una zona de enorme importancia geoestratégica: es la puerta de entrada al Continente Antártico y su extremo occidental constituye el paso bioceánico más importante del planeta. Así no es difícil entender el por qué los británicos mantienen allí uno de los últimos enclaves coloniales del mundo, las Islas Malvinas, de clara soberanía argentina. En las islas mantienen una fuerte presencia militar.
Es conocido el debilitamiento de la Royal Navy y las múltiples demoras en su proyectada modernización. También es conocido el largo proceso de deterioro del que fueron pasivas las Fuerzas Armadas Argentinas (FFAA). Ese deterioro comenzó a revertirse y en los últimos dos años las FFAA, en especial el Ejército Argentino (EA) y la Armada Argentina (ARA) están recuperando al menos una pequeña parte de las capacidades perdidas en las últimas tres décadas. Esa recuperación también se nota en la Gendarmería Nacional Argentina (GNA) y en la Prefectura Naval Argentina (una especie de guardia costera). La GNA es una fuerza policial federal militarizada, perfectamente capaz de intervenir en un eventual conflicto bélico, de hecho cuenta con sus propias fuerzas especiales. La PNA no es una fuerza militarizada, pero también podría intervenir en un conflicto bélico. También cuenta con sus propias fuerzas especiales y múltiples medios de patrullado, tanto aéreos como navales. La principal debilidad argentina es su Fuerza Aérea (FAA), que si bien vio mejorar su situación, dista mucho de ser una fuerza operativamente eficaz.
Como habíamos alertado en algún artículo anterior, ante la dificultad para conseguir equipamiento militar moderno en Occidente, Argentina comenzó a mirar a Rusia y China como proveedores de ese material. Ya comienzan a concretarse algunos acuerdos. De concretarse el grueso de los mismo, la relación de fuerzas en el Atlántico Sur podría inclinarse en favor de Argentina. Así recientemente se firmó un principio de acuerdo para la fabricación de blindados chinos en Argentina. También habría negociaciones para la adquisición de corbetas e incluso para la adquisición de un buque polar, que se sumaría al rompehielos ARA "Almirante Irízar" de la Armada Argentina que está terminando sus trabajos de reconstrucción y modernización y a cuatro remolcadores de alta mar con capacidad polar adquiridos recientemente a Rusia. La presencia Argentina en la Antártida se verá así fortalecida. En parte ya lo está, ya que a la presencia de buques de la ARA y a la de buques rusos contratados para abastecer las bases argentinas, se suma este año la presencia de tres naves de la PNA. Hasta el organismo estatal de investigaciones CONICET, acaba de adquirir un excelente buque hidrográfico, dotado de diverso material científico, entre el que se encuentran distintos sonares.
Occidente abandonó a Argentina a su suerte y Argentina se vio obligada (más allá de cierta simpatía ideológica del actual gobierno) a mirar a Rusia Y China. Occidente cometió un error grave. América Latina existe y da pelea a los intereses supranacionales que intentan dominarla. Más allá de cuestiones ideológicas, Rusia y China se convierten al menos en lo que a Argentina se refiere, en sus aliados. Alguien hizo mal los cálculos. No fuimos los argentinos.
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