CRECE EN GRAN BRETAÑA LA PREOCUPACIÓN POR LAS FUERZAS ARMADAS EN GENERAL Y POR LA ROYAL NAVY EN PARTICULAR
Distintas personalidades británicas del ámbito parlamentario y de la defensa expresaron recientemente su preocupación por las fuerzas armadas de ese país, haciendo especial hincapié en la situación de la Royal Navy. Si bien en GEOESTRATEGIA venimos hablando constantemente de la pérdida de capacidades por parte de las fuerzas armadas británicas, queremos profundizar en algunos temas en particular.
En materia de submarinos de ataque la situación de la Royal Navy no dio muestras de haber mejorado, lo cual de por sí es serio desde el punto de vista inglés. Si bien la fuerza de submarinos británica siempre se esforzó en mantener sus actividades en secreto, era habitual que por una u otra cuestión la información sobre las mismas terminara trascendiendo. Es llamativo que últimamente la información que sale a la luz sea mínima. O el Servicio Silencioso finalmente logró hacer honor a su nombre o sus actividades quedaron reducidas a su mínima expresión.
Según la información que manejan algunos medios especializados las dos primeras unidades de la clase Astute aún no están plenamente operativas. No podemos confirmar nada respecto al HMS Astute, pero sí podemos informar que recientemente el HMS Ambush apareció fotografiado en un nuevo muelle flotante en la base naval de Clyde. Fuera de eso sólo podemos mencionar el avistaje individual de dos submarinos clase Trafalgar en Gibraltar.
Lo que sí trascendió en materia de submarinos de la Royal Navy fue un incidente extremadamente serio que tuvo lugar en la base naval de Devonport, en Plymouth. Cuando un submarino de propulsión nuclear llega a la base de Devonport debe ser conectado a un sistema de enfriamiento del reactor. El 29 de julio de este año el sistema de enfriamiento quedó paralizado por 90 minutos ya que tanto el sistema eléctrico que lo mantiene funcionando como el sistema de generadores diesel de reserva quedaron fuera de funcionamiento. Los expertos compararon el incidente con el que se produjo en Fukushima en el año 2011.
Recordemos que a mediados de mayo del corriente año informábamos que el Defence Nuclear Safety Regulator (Organismo Regulador de Seguridad Nuclear de la Defensa), organismo dependiente del Ministerio de Defensa británico, había tomado la decisión de prohibir el atraque de submarinos nucleares británicos en dos rías escocesas. La decisión fue tomada debido a que tres ejercicios de la Royal Navy - hechos con la finalidad de poner a prueba la capacidad de respuesta a accidentes de submarinos - no cumplieron con las metas impuestas por los responsables de regular la seguridad nuclear en materia de defensa. Las evaluaciones tuvieron lugar en marzo y abril de este año. También a finales de año pasado se realizó un ejercicio que no alcanzó las metas previstas.
No es todo, a fines de septiembre informábamos que por dudas sobre la integridad estructural de una dársena en el lugar de construcción de los submarino, la Office for Nuclear Regulation (Oficina para la Regulación Nuclear u ONR, por sus siglas en inglés) prohibió la botadura de la tercera nave de la clase Astute, el HMS Artful.
En materia de unidades de superficie el panorama tampoco es del todo alentador para los ingleses. Así expertos navales británicos advierten sobre el riesgo cierto de que cuando las fragatas Type 26 sean construidas y puestas en servicio, ya sean obsoletas. El programa de las Type 26 lleva acumulada - según algunas fuentes - una demora de una década.
Los problemas no terminan allí. También en materia de personal hay algunas dificultades serias que hacen aún más ineficiente la inversión de dinero en materia de defensa. La Royal Navy tiene 13 capitanes por cada destructor o fragata y dos almirantes por cada buque de guerra. Las cifras son tan elocuentes que nos libran de la necesidad de seguir explayándonos sobre el tema.
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