EL PODERÍO MILITAR ESTADOUNIDENSE SE DEBILITA (segunda y última parte)

12.07.2013 18:26

 

Pero volvamos a Asia-Pacífico. China, Corea del Norte, Afganistán e Irán insumen un esfuerzo importante y para peor están geográficamente alejados de Norteamérica. Para el colmo China no está en malos términos con Rusia, más bien parece que todo lo contrario. Pakistán también podría convertirse en un país complicado. Tiene armas nucleares y algunos motivos para no sentir excesiva simpatía por la gran potencia militar occidental. Irak es otro país que no tiene por qué mostrar excesiva gratitud hacia los EEUU.

 

Analicemos ahora a algunos aliados de los EEUU. Su principal socio fue y es Gran Bretaña. En este momento los británicos no cuentan con un solo portaaviones y cuando lo tengan llevará a bordo los F-35B, de limitado radio de acción (al menos considerando los misiles tierra-mar que están desarrollando países como China) y poca capacidad de carga de armas. Su flota de submarinos de ataque pasa por un momento crítico y la situación no mejorará en al menos una década. Por el contrario, es más probable que empeore.

 

La columna vertebral de la Royal Navy son las fragatas Type 23, escasas y si bien modernizadas, con unos cuantos años de trajín. Los destructores Type 45 son apenas seis y todavía se encuentran en un estado de inmadurez tecnológica, todavía no probaron que son capaces de derribar un blanco viajando a velocidad supersónica. El Ejército Británico está perdiendo efectivos regulares. Se prevé reemplazarlos con reservistas. Nadie sabe en qué terminará ese experimento.

 

Otros países aliados de los EEUU comparten con los mismos algunos problemas: el F-35 es uno de ellos. Ya varias naciones anunciaron que reducirán o pospondrán la adquisición de esos aparatos. Eso es una prueba más de las dudas que genera el programa JSF. El precio de los aparatos y los costos de operación proyectados tampoco ayudan, claro, van por delante de las dudas.

 

Finalmente toquemos la cuestión de la ciberguerra. Debemos diferenciarla del ciberespionaje, del que se habla mucho acusando a China, pero del cual solo se presentan pruebas circunstanciales. Para el colmo lo propios EEUU quedaron muy mal parados por las últimas revelaciones de espionaje masivo por parte de ellos. La ciberguerra no depende sólo de los recursos tecnológicos de los que se disponga sino también (y tal vez principalmente) de la cantidad de efectivos capacitados para la misma con que cuenta cada país. Y ahí sí China lleva o podría llevar una gran ventaja: su población es mucho más grande que la de los EEUU, incluso si le se le suma la de sus países aliados. Al país asiático tampoco le faltaría la capacidad de preparación académica en el campo de la tecnología informática.

 

Como vemos el panorama no es precisamente brillante para los estadounidenses. Buena parte de la responsabilidad es de ellos mismos. Es un momento propicio para que sus dirigentes reflexionen y empiecen a hacer muchísimos menos esfuerzos bélicos y muchos más esfuerzos diplomáticos. Lamentablemente tampoco ahí el panorama es bueno: para algunos la guerra, o al menos la amenaza de la misma, es un muy buen negocio.