EN EL REINO UNIDO RECOBRA IMPULSO EL PROYECTO DEL CAZA DE 6TA GENERACIÓN TEMPEST - ¿ES VIABLE?

13.06.2019 22:05
 
Estos días está recobrando fuerzas la idea de dar impulso al caza de sexta generación Tempest, proyecto anunciado el año pasado por el ex Ministro de Defensa británico Gavin Williamson. El Tempest, tal como se lo concibe en el 2019, deberá ser furtivo, tendrá que ser capaz de operar con o sin piloto, deberá poder controlar enjambres de drones, tener la posibilidad de conectarse con otros aviones y operar en colaboración con los mismos. En teoría poseerá un armamento que hoy por hoy aún suena a ciencia ficción, al menos para los términos británicos: misiles hipersónicos, armas de energía dirigida y hasta la muy discutida inteligencia artificial, particularmente riesgosa en el campo militar. El futuro caza británico deberá tener una característica adicional que vemos poco realista: deberá poder operar desde los dos portaaviones clase Queen Elizabeth.
 
Ayer el medio digital defensenews.com publicó una lista de problemas, hasta ahora "ocultos" del cazabombardero F-35. Para ser sinceros la lista no nos parece demasiado novedosa, en buena parte de los casos hay en ella detalles desconocidos sobre problemas más o menos conocidos para quienes seguimos de cerca el desarrollo del programa Joint Strike Fighter. Muchos años y muchos dólares después de comenzado su desarrollo, en las variantes F-35B y F-35C los pilotos se ven obligados a observar limitaciones de la velocidad para evitar daños en el fuselaje del avión y en el recubrimiento que contribuye a hacerlo furtivo. En la cabina se generan picos de presión que causan un dolor de oídos y de los senos paranasales que los aviadores califican como "insoportable". También hay problemas con la pantalla montada en el casco y la cámara de visión nocturna que contribuyen a la dificultad de aterrizar el F-35C en un portaaviones. Los problemas con la pantalla del casco son conocidos desde hace tiempo.
 
Si tanto tiempo y dinero después de comenzado el proyecto internacional del F-35 el mismo presenta problemas tan graves y elementales, ¿qué puede esperarse del Tempest, que los británicos pretenden tener en servicio en el año 2035? Los desafíos técnicos son tan grandes que la fecha de puesta en servicio es - a nuestro entender - inalcanzable. También hay cuestiones políticas que obstaculizarán el proyecto. Francia y Alemania tiene su propio proyecto para un caza de sexta generación, el Future Combat Air System (FCAS) al que podrían unirse otros países europeos como España. Los expertos afirman que es prácticamente imposible concretar los planes para un caza de sexta generación no estadounidense si el proyecto franco-alemán no se fusiona con el británico. Aquí surgen el problema del brexit y el del Ejército europeo.
 
En Gran Bretaña siguen predominando los partidarios del brexit - la salida del Reino Unido de la Unión Europea. Por otra parte en Europa comienza a concretarse una fuerza armada común, el Ejército europeo. El Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte siempre se opuso a esa fuerza que parece atentar contra la propia OTAN y que desagrada sumamente al Presidente de los EE.UU., Donald Trump. El RU, o al menos su derecha política, está cada vez más cerca de su antigua colonia y cada vez más lejos de la federación europea. En ese contexto cualquier fusión de los proyectos Tempest y FCAS se dificulta.
 
Finalmente está la cuestión económico-financiera. El Tempest está siendo desarrollado por un consorcio conocido como "Team Tempest," o Equipo Tempest, formado por el Ministerio de Defensa británico (MoD), BAE Systems, Rolls-Royce, Leonardo S.p.A. y MBDA. Los proyectos de la Defensa británica son muchos y muy ambiciosos, no es exagerado decir que excesivamente ambiciosos. El rojo financiero del presupuesto de las Fuerzas Armadas británicas es sideral y creciente. La gran pregunta es si el MoD logrará obtener cuantiosos fondos adicionales tal como quiere la actual titular de la cartera Penny Mordaunt o si esos fondos serán negados o retaceados.  En pleno proceso de sucesión de la todavía Primer Ministro Theresa May cualquier afirmación al respecto sería especulación, conjetura. De todos modos la realidad muestra que la economía británica se desaceleró por la incertidumbre generada en torno a la tantas veces postergada salida de la UE.
 
Como puede ver el lector, las dificultades tecnológicas, políticas, económicas y financieras se suman para echar un grueso manto de dudas sobre el proyecto Tempest. Si bien habrá que esperar la evolución de los acontecimientos nos atrevemos a decir que al menos los plazos para la entrada en servicio de la aeronave son casi imposibles de cumplir en las actuales circunstancias. El Reino Unido parece planificar atendiendo más a las ambiciones de su industria bélica que a las necesidades reales de su Defensa. 
     

 

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