LA BATALLA DEL ATLÁNTICO – TERCERA PARTE: LAS ARMAS DE LOS SUBMARINOS ALEMANES (continuación II)
Las minas marinas
Finalmente debemos mencionar las minas marinas. Las mismas son artefactos explosivos - algunos de ellos capaces de flotar - que llevan una carga explosiva, de peso variable según el tipo y clase de mina, pero usualmente de gran potencia. El método de disparo puede ser muy variado, habiendo desde sistemas manuales o de presión hasta sistemas más complejos e incluso combinaciones de dos sistemas.
Las minas navales se pueden usar de manera ofensiva o defensiva. Cuando son utilizadas con propósitos ofensivos son colocadas en las cercanías de los puertos enemigos o puntos similares de estrangulamiento y en las rutas frecuentadas por mercantes y unidades de guerra adversarias, obstaculizando los movimientos del oponente. Utilizadas con fines defensivos se colocan en los accesos a los puertos propios e incluso creando zonas seguras, impidiendo o al menos dificultando las incursiones submarinas enemigas. En ese caso los buques propios conocen la ubicación de las minas.
Las minas eran colocadas por buques especialmente equipados llamados minadores. Otros medios de transporte y fondeado eran submarinos y aviones. Ya en la primera guerra mundial quedó demostrado que los submarinos podían ser un medio válido para sembrar minas. Con el tiempo la imagen del minador se fue difuminando al poder ser cualquier buque, incluidos los submarinos, los encargados de colocar las minas. Ésta tarea también podía ser hecha por aviones.
A lo largo de la guerra las minas fueron temibles. Algunos historiadores afirman que a pesar de ello apenas fueron efectivas porque produjeron un porcentaje de hundimientos bajo sobre el total de los mismos. A nuestro criterio, sin embargo, su efectividad no debería medirse sólo por el porcentaje de hundimientos sino también por los problemas y los gastos que ocasionaron a los aliados. También hay que tener en cuenta el uso de las minas como instrumento de la guerra psicológica.
Para más información el lector puede remitirse al capítulo ya publicado donde se describe al submarino tipo XB.
Agreguemos solamente un dato, no directamente relacionado con Alemania, pero que sirve de claro ejemplo de los peligros del uso de las minas marinas: al finalizar la guerra, más de 25.000 minas sembradas por los Estados Unidos de Norteamérica seguían en su sitio. La marina de guerra estadounidense fue incapaz de barrer todas. Después de casi un año de tareas de desminado, en mayo de 1946, la U.S. Navy abandonó las tareas con 13.000 minas sin haber sido recuperadas ni eliminadas.
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