LOS ÁRABES DIJERON QUE NO, SÓLO QUEDAN MADURO E IRÁN

09.03.2022 09:50
 
Joe Biden decidió castigar a Putin prohibiendo las importaciones de petróleo ruso. El mismo hombre que en nombre de su agenda verde radical  arremetió contra la industria petrolera de su propio país, ahora ruega a Venezuela, a Irán, a Arabia Saudita y a los Emiratos Árabes Unidos que le vendan el vital combustible. Aparentemente los árabes ni siquiera respondieron su llamada. La solución propuesta por Biden es la que adelantamos ayer: que los estadounidenses compren autos eléctricos de 60.000 dólares. ¿Cómo si los que no tienen dinero para absorber el incremento de precios son los menos privilegiados? Sí, es una obviedad, lo sabemos. No lo es para el presidente de los EEUU. Los europeos no se plegaron a la nueva sanción norteamericana, no pueden, dependen muchísimo del combustible ruso. Eso hace que las medidas de la Casa Blanca tengan un valor relativo, lo que nos lleva a preguntarnos a quién se pretende castigar, ¿a Putin o al pueblo estadounidense?
 
Comprarle a Venezuela implica ayudar a un dictador aliado del Kremlin. Maduro tiene grandes deudas con Putin y compra armas a los rusos. El dinero que pueda percibir va a terminar en Rusia. Los iraníes también dependen de Putin. Fue él quien les ayudó a seguir adelante con su programa nuclear. Los árabes no tienen apuro por vender, cuánto más trepa el precio del oro negro, más ricos se vuelven. Entre tanto el precio de la nafta (gasolina) trepa a niveles dramáticos en la estaciones de servicio (gasolineras) estadounidenses, empujando al país a una espiral inflacionaria sin precedentes. Eso conlleva el riesgo de una recesión. Sabemos cuál es la fórmula de Biden para lidiar con eso: incrementar el gasto público. Imprimir dinero no es la mejor forma de lograr que bajen los precios. El círculo vicioso (o la espiral descendente) queda cerrado. Biden recibió de su predecesor un país energéticamente independiente que exportaba petróleo. En nombre de su agenda verde castigó la producción norteamericana. ¿Es más limpio importar petróleo por vía marítima desde Irán? Los grandes buques petroleros son tremendamente contaminantes. ¿Cuál es entonces el sentido de tener casi paralizada la producción propia?
 
 
En nuestro artículo de ayer señalábamos que los demócratas empujaron a Ucrania a una demencial guerra con Rusia. Putin suele decir que no se debe acorralar a un rata. El que lo haga será atacado por la misma. No sabemos si los dichos del autócrata ruso son reales pero la metáfora es clara. La OTAN acorraló a Putin y él atacó. Nadie le ofreció ni le ofrece una salida elegante. La carnicería en Ucrania está en su apogeo. Putin está pagando un precio alto por su invasión pero no es el único. Los ucranianos son masacrados. Pelean en soledad una guerra para lo que único que reciben son armas. La OTAN mira. Nadie quiere despertar al monstruo nuclear ruso. Joe Biden dejó su propia frontera sur en manos de los narcos; desfinanció a la policía; sus fuerzas armadas combaten el "cambio climático" (el clima es cambiante por definición); sembró el odio racial; convirtió las escuelas estadounidenses en centros de adoctrinamiento; destruyó las libertades individuales con la complicidad de Anthony Fauci y prometió el apoyo para su ingreso a la OTAN a uno de los países más corruptos de Europa, dirigido por un comediante y por un Ministro de Relaciones Exteriores cuya ingenuidad raya en el delirio. Ahora parte del precio de las sanciones contra Rusia lo pagarán los estadounidenses. ¿Biden intenta destruir a Putin o a los Estados Unidos de Norteamérica? Por ahora es más eficaz en lo último.
 
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