MIENTRAS OCCIDENTE DORMÍA
31.01.2022 08:11
Mientras Occidente dormía, Hillary Clinton convenció a los estadounidenses de que Donald Trump tenía contactos con los rusos quienes, según ella, influyeron en la campaña electoral que lo llevó a la presidencia de los EEUU. Ahora se probó que fue mentira. Mientra Occidente miraba para otro lado, Barack Obama permitió a los iraníes avanzar con su programa nuclear, ahora están cerca de tener uranio suficientemente enriquecido como para construir bombas atómicas. Mientras mirábamos estúpidas comedias de Hollywood, China construía una flota que en número ya supera a la estadounidense. Nos distrajimos bastante porque chinos y rusos desarrollaron misiles hipersónicos y Corea del Norte también se hizo de un arsenal poderoso. Silenciosamente Putin modernizó sus fuerzas armadas; puso un gobierno títere en Bielorrusia; marchó sobre Crimea y nadie hizo nada. Confundidos por las mentiras de sus propios medios, los estadounidenses votaron a un demócrata sin capacidad intelectual, sin experiencia real y con claros síntomas de una senilidad galopante. Su vice llegó a donde llegó a pesar de su reputación; era imperioso empoderar a una mujer de color y mostrarle al mundo el alcance de los avances progresistas. La administración Biden hizo desaparecer la frontera sur de su propio país pero ahora dice preocuparse por la ucraniana. Boris Johnson corría de fiesta en fiesta pero encerró a los británicos en sus casas brutalmente con el pretexto del covid. Ahora dice estar dispuesto a defender la libertad de los ucranianos de ser miembros de la OTAN.
Mientra Occidente dormía, Putin, Xi Jinping, Kim Jong-un y los iraníes miraban. Veían la catastrófica salida de Afganistán; escuchaba cómo los asesores militares de Joe Biden hablaban de la Teoría racial crítica, de la iguladad de género y de agendas por el estilo. No terminaba allí, los chinos recibían llamadas del General Mark Milley a espaldas de su Jefe, Donald Trump. Milley fue parte de la catástrofe afgana y ahora es uno de los portavoces de la administración Biden sobre la crisis rusa.

Misil balístico intercontinental pesado ruso RS-28 Sarmat - Foto: Michael creativecommons.org/licenses/by/3.0/deed.en
Entretanto, Rusia envía cada día más tropas a la frontera con Ucrania. Boris Johnson se ofrece a volar a Kiev a hablar con Zelenski para garantizarle su apoyo y para escapar a los resultados de la investigación policial a la que fue sometido en su propio país. Los Estados Unidos y Europa amenazan a los rusos con represalias. Putin es inescrupuloso, no estúpido. Hace tiempo que viene desdolarizando la economía y acumulando reservas en otras divisas y en oro. También viene hablando con los chinos de construir un gasoducto que lleve gas ruso al Gigante Asiático. ¿Qué hará Europa? ¿Dejará de comprárselo en pleno invierno? ¡Buena suerte con esa represalia!
Mientras los medios de comunicación callaban, los chinos expandieron su influencia financiera, económica y militar por todo el mundo y se hicieron de nuevos aliados de la talla de Putin. Hasta se habla de una potencial acción coordinada. Si Putin invade Ucrania, Xi Jinping podría avanzar sobre Taiwán. Después de algunas décadas de sueño profundo, los líderes occidentales despertaron de su sopor cómplice y al ver el avance ruso en Europa y el chino a nivel mundial, comenzaron a proferir amenazas. No se dieron cuenta que miles de misiles apuntan a Europa y Norteamérica. En lugar de armarse de prudencia y sentarse a hablar, escupen advertencias vanas. Putin no se hace problemas. Desde Rusia - incluyendo Kaliningrado - y Bielorrusia, amenaza Ucrania, los Países Bálticos, Polonia. Desde el mar, apunta a toda Europa y hasta a los EEUU. Dejen de gritar, progresistas americanos y europeos. Es cierto, acaban de despertar de un largo sueño, el problema es que la realidad es una verdadera pesadilla. Respiren profundo y ármense de serenidad. Si alguno de sus enemigos pierde la paciencia, media Europa podría desaparecer del mapa - literalmente.
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