POR SEGUNDA VEZ EN POCOS DÍAS BOMBARDEROS TUPOLEV TU-95 OBLIGAN AL DESPEGUE DE EMERGENCIA DE AVIONES DE LA RAF

01.11.2014 11:28
 
En nuestro artículo del 20 de octubre decíamos textualmente: "Descuidar el frente ruso podría ser un error grave. Varias veces hemos mencionado la detección de aviones rusos peligrosamente cerca de la islas británicas. Pero la situación podría complicarse aún más. Ayer se disparó la alarma en Suecia, frente a las costas de Estocolmo. Lanchas rápidas, barreminas y helicópteros montaron una importantísima operación, que luego fue oficialmente catalogada como "de inteligencia". Al parecer un submarino ruso emitió un mensaje radial por una frecuencia empleada en casos de emergencia. Los países del este de Europa están con los nervios crispados. Y la situación podría empeorar frente a la tibia respuesta de Europa Occidental."
 
Queremos resaltar la última oración de la cita de nuestro artículo previo: "la situación podría empeorar frente a la tibia respuesta de Europa Occidental." Es exactamente lo que está sucediendo. Mientras la OTAN  en general y Gran Bretaña en particular miran casi sin reaccionar la agresión rusa a Ucrania, los rusos van tomando coraje y están midiendo la respuesta de las potencias occidentales. Prueba de ello es la segunda incursión en el transcurso de pocos días de aviones rusos en la región de información de vuelo del Reino Unido. La primera fue llevada a cabo por dos bombarderos estratégicos y portamisiles Tupolev Tu-95 (designación OTAN: Bear3). Ayer aviones de la RAF debieron ser despachados con urgencia por segunda vez para interceptar otro de estos bombarderos. 
 
En los años noventa los británicos firmaron un tratado por el cual se comprometieron a defender a Ucrania en el caso de una invasión. Pero por ahora no hicieron nada al respecto. De haber puesto un freno más claro a los rusos ahora posiblemente no deberían de estar despachando aviones de combate y de abastecimiento aéreo a cada rato. La falta de compromiso tiene un precio, la inacción tiene un precio, la soberbia tiene un precio. Los británicos están comenzando a pagarlo.
 
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