TORPEDO SUPERCAVITANTE VA-111 SHKVAL (SQUALL)
11.01.2020 08:43
El torpedo ruso VA-111 Shkval (“Squall”), está en servicio desde hace más de cuarenta años pero las potencias occidentales aún no lograron desarrollar nada parecido al mismo. Una de las razones para ello es que poco o nada se supo de su existencia hasta finales de la Guerra Fría.
A diferencia de los torpedos tradicionales que usan hélices o hidrojets, el Squall emplea un motor cohete. Eso por sí solo le permite alcanzar velocidades altas. Como la fricción con el agua lo desaceleraría, el Squall desvía el escape caliente del cohete hacia su nariz, la que de este modo convierte el agua frente a ella en vapor. Como el torpedo sigue avanzando, continúa vaporizando el agua frente a él creando una fina burbuja de gas. Viajando a través del gas, el torpedo encuentra mucha menos resistencia, lo que le permite moverse a velocidades de hasta 200 nudos (en algunas versiones la misma sería aún mayor). Este proceso se conoce como supercavitación, de la que hablamos en nuestro artículo anterior.
Otro mecanismo que le ayuda a lograr la supercavitación es el desvío del agua hacia afuera, con su nariz de forma plana, chata. Eso, sumado a la expansión de gases de su motor crea la burbuja que mencionamos arriba.
Nariz del Squall - La presente imagen es de domino público por cesión de su autor.
El VA-111 es lanzado desde tubos de torpedos de 533 mm a 50 nudos (93 km/h) antes de que su cohete de combustible sólido se encienda y lo impulse a velocidades de 200 nudos (370 km/h).
Aparentemente una vez agotado el combustible de su motor cohete, el VA-111 Shkval o alguno de sus torpedos derivados, sigue su rumbo impulsado por un estratorreactor (o ramjet, en inglés).
Por diversas razones los torpedos supercavitantes rusos no tienen (o al menos no tenían) sensores que puedan guiarlos hacia su blanco. Una de las causas de esa carencia es el ruido que ellos mismos generan que impediría el normal funcionamiento de esos sensores. Además toda maniobra más o menos importante de viraje dejaría una parte del torpedo fuera de la burbuja causando un rozamiento repentino a alta velocidad. Todo indica que los primeros torpedos supercavitantes soviéticos simplemente eran disparados hacia su blanco y que compensaban la falta de un sistema de guiado y de búsqueda del blanco con una explosión muy potente. Más adelante se habría desarrollado alguna versión que es supercavitante en la primera parte de su recorrido y que en el tramo final de su trayecto deja de supercavitar para poder usar algún tipo de sensor que le permite buscar su blanco.
En este tipo de tecnología los rusos están muy por delante del resto del mundo.
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