ALMUERZO EN VARSOVIA

22.02.2022 07:25
 
Putin reconoció las repúblicas separatistas de Lugansk y Donetsk y ordenó desplegar en ellas "fuerzas de mantenimiento de de la paz". No es que las medidas no tengan algún sustento histórico pero obviamente no dejan de ser una acción hostil. No queda totalmente claro si el reconocimiento alcanza al tercio de la región bajo control de los separatistas o a todo los que éstos reclaman como propio. Antes de ordenar el avance de las tropas, Putin tuvo un duro discurso en el que atacó hasta a los comunistas de la ex Unión Soviética. Queda claro que Putin aspira a mucho más que a recuperar el Donbás. Aspira a la reconstrucción del Imperio Ruso. La OTAN le dio la excusa perfecta cuando esa alianza defensiva comenzó a incorporar a su estructura a países del este de Europa. No hay papeles firmados pero el Kremlin asegura que ese había sido el trato. Ya no importa. Vladimir Putin chocó con la intransigencia de Occidente y comenzó a recuperar lo perdido. Por el poderío militar que amasó Rusia y por su ocupación de Crimea podríamos deducir que de todos modos el autócrata hubiera decidido recuperar el antiguo esplendor ruso. 
 
Frente a Rusia hay un adversario militarmente poderoso pero políticamente débil: la OTAN. El principal miembro de la Alianza Atlántica son los Estados Unidos de Norteamérica, de momento gobernados por los demócratas. Se trata de los incompetentes que entregaron su frontera sur a los carteles narcos; los que organizaron la calamitosa salida de Afganistán. Fue un demócrata, Bill Clinton, el que se ocupó de que Ucrania se deshiciera de sus armas nucleares y fue otro demócrata, Barack Obama, quien vendió uranio estadounidense a los rusos. Rusia por su parte formó alianzas muy peligrosas para Occidente. Uno de los socios de Putin es Xi Jinping. China es una amenaza mucho más grave para la estabilidad mundial que Rusia. Irán también recibe apoyo ruso, sabemos lo que opinan los iraníes de los EEUU y así y todo Joe Biden está haciendo lo imposible para que Teherán lleve a buen puerto su programa nuclear. Irán continúa con el desarrollo de misiles balísticos y financia diversos grupos terroristas. Ya que hablamos de misiles intercontinentales, recordemos que los chinos no tendrían los que tienen si Clinton no hubiera autorizado la venta de supercomputadoras a Pekín.
 
Lanzallamas pesado ruso TOS-1 - Foto: Kirill Borisenko creativecommons.org/licenses/by-sa/4.0/deed.en (la imagen original ha sido redimensionada)
 
La reacción de la Alianza Atlántica al avance ruso sobre el Donbás no fue unánime. Por ahora Biden sólo firmó una orden ejecutiva que prohíbe a los ciudadanos estadounidenses invertir en las dos repúblicas separatistas. Los alemanes detuvieron la certificación del gasoducto Nord Stream 2 y el Reino Unido todavía no aplicó ninguna sanción. Esa falta de unanimidad es una señal de debilidad que solo alienta a Putin. El norte de Europa está siendo azotado por una serie de tormentas que están haciendo estragos. Las poblaciones de esos países no están pensando en Kiev, están pensando en el clima. Anoche escuchábamos a un diplomático francés. Hablaba de diálogo. El Kremlin habla de los mismo, solo que entre tanto avanza hacia el oeste. Frente a sí tiene una mezcla perfecta de deficiencias enemigas: debilidad, desunión y arrogancia. Hace 41 días escribíamos: "La triste verdad es que Putin no tiene un interlocutor válido. Como nadie le da respuestas coherentes se queda pensando sólo. Un buen día se cansará de hablar sólo y se le antojará desayunar en Kiev. Su intención no es buena pero pocos muestran voluntad real de impedírselo." Si Occidente no reacciona de forma firme y unánime pero conciliadora, pronto podría querer almorzar en Varsovia.  
 
Artículos relacionados: