ARGENTINA FRENTE A UN GRUPO DE BATALLA DE PORTAAVIONES DE LA MARINA REAL BRITÁNICA (segunda y última parte)

05.12.2019 11:12
 
Un grupo de batalla de portaaviones debe tener al menos un submarino de ataque que lo acompañe. Los viejos SSN clase Trafalgar que siguen en servicio están en condiciones deplorables y los Clase Astute tienen un problema de diseño que les impide avanzar a la misma velocidad que el resto de la flota.
 
Vayamos ahora a los portaaviones propiamente dichos. El segundo de la clase recién está comenzando las pruebas de mar y el primero, el Queen Elizabeth, tuvo inconvenientes técnicos varios, alguno de ellos de cierta gravedad, al punto de que tuvo que interrumpir una de sus pruebas. Podríamos afirmar que en principio se trata de "problemas de dentición", el tiempo dirá si eso es cierto o no. La capacidad de autodefensa de estos gigantes de pie de barro es muy reducida. Además el número de aparatos F-35B de los que dispone el Reino Unido es bastante reducido, el número de estos aviones en condiciones operativas probablemente sea muy bajo y todos tienen una baja autonomía y una baja capacidad de portar armas. También los aquejan diversos inconvenientes técnicos.
 
Hace poco afirmábamos que los británicos comenzaban a mirar con preocupación el resurgimiento de FAdeA, la Fábrica Argentina de Aviones. A algún lector puede parecerle una afirmación exagerada aunque la hemos fundado. El Comando de Aviación Naval de la Armada Argentina adquirió aeronaves Super Étendard Modernisé (todavía no están operativas), repuestos y una simulador para las mismas. La Fuerza Aérea Argentina está recuperando (en el Área Material Río Cuarto) sus A-4AR y OA-4AR y se está ejercitando con ellos, incluso en misiones nocturnas y con lanzamientos de misiles aire-aire. Si Argentina retomara el proyecto de las bombas planeadoras Dardo e hiciera una versión de misil crucero a partir de las mismas los británicos estarían en serios problemas para sostener el archipiélago malvinense. Si además la Armada Argentina contara con dos o tres submarinos, esos problemas se acrecentarían enormemente.
 
Argentina necesita un aparato militar creíble si pretende lograr que los británicos se sienten a la mesa de negociaciones, aún cuando Argentina no tiene por qué negociar otra cosa que no sea los tiempos en que los británicos deben abandonar las Islas Malvinas. No es cuestión ni de genialidad ni de una inversión extremadamente grande e imposible de realizar. Es una cuestión de voluntad política. Cabe preguntarse por qué no la hay.  
 
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