GRAN BRETAÑA QUEDARÍA CON UN SOLO PORTAAVIONES Y PERDERÍA UN TERCIO DE SUS TANQUES

 

A principios de la presente década el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte hizo fuertes recortes en su material de defensa y hasta en unidades del Ejérito Británico. Se desguazaron los aviones de patrullado marítimo Nimrod, cuatro fragatas tipo 22 de la Marina Real, se suspendió del servicio activo un buque de asalto anfibio, se retiró del servicio el portaaviones Ark Royal y la flota de aviones Harrier fue vendida al Cuerpo de Infantería de Marina de los EE.UU. (USMC). Aunque algunos años antes de ser vendidos los aparatos habían sido objeto de mejoras y modernizaciones a un costo de 500 millones de libras y uno de sus sistemas de armas había sido modernizado a un costo de 100 millones de libras, el USMC pagó apenas 110 millones de libras por 72 aviones Harrier. El autor intelectual de tan brillante venta fue el por entonces Ministro de Defensa Británico, Philip Hammond, hoy por hoy Secretario del Tesoro de Su Majestad. Más recientemente se produjeron más recortes de equipo pesado. Las razones para tomar esas medidas fueron financieras.  

 

La historia parece querer repetirse. Cada vez se hacen más fuertes los rumores que el segundo de los portaaviones Clase Queen Elizabeth podría ser preservado inactivo, es decir, no entraría en servicio. Las razones para tal decisión serían finacieras. Como lo hemos mencionado muchas veces, el rojo de las fuerzas armadas británicas es enorme y creciente. El portaaviones HMS Prince of Wales podría no ser la única victima del desorden en las arcas de la Defensa británica. El medio The Times informa que el número de tanques Challenger 2 del Ejército Británico podría ser reducido en un tercio, es decir de 227 unidades a apenas 148. Las razones son - nuevamente - presupuestarias. Ciento cuarenta y ocho tanques serían modernizados y el resto canibalizados para repuestos, tal vez algunos puedan ser preservados en condiciones tales que mínimamente puedan servir como reserva. Todavía no se sabe en qué exactamente consistiría la modernización, lo que si se conoce es la disconformidad de algunos militares británicos para con este blindado de batalla. 

 

De confirmarse las noticias enunciadas arriba, los sueños de restauración del Imperio Británico del actual Ministro de Defensa del reino, Gavin Willimson, pronto podrían convertirse en una pesadilla. En lugar de haber optado por un progrma de equipamiento razonable, Londres está construyendo submarinos portadores de misiles balísticos, está dotando a la Royal Navy y a la RAF con los cuestionados aviones F-35B (y lo está haciendo con mucha lentitud), está planeando instalar bases en el Lejano Oriente y en el Caribe, quiere incrementar su presencia en el ártico y mandar su portaaviones HMS Queen Elizabeth al Mar del Sur de China. La presencia mundial con la que sueña Williamson no puede lograrse con apenas un puñado de F-35B operativos, con destructores que a duras penas navegan, con fragatas sobrecargadas de funciones y faltas de tripulantes, con un ejército sin soldados y sin tanques. En medio del caos político del brexit Gran Bretaña deberá lidiar con el expasionsimo ruso y hasta con el chino. La irresponsabilidad de los líderes políticos del Reino Unido (y de la Unión Europea, con su renuencia en aportar a la OTAN) pone en peligro el equilibrio entre Oriente y Occidente.