LA DEFENSA BRITÁNICA: DEL ROJO FINANCIERO A LA CATÁSTROFE

23.04.2020 21:11
 
Hemos escrito de sobra sobre el creciente rojo de las finanzas británicas y de la posibilidad de que el mismo se dispare por los proyectos faraónicos que están en marcha. Si a ello le sumamos las luchas internas por más recursos, el brexit y el brote del nuevo coronavirus, el panorama se agrava - mucho. Excepto por la mencionada pandemia (la OTAN está advirtiendo sobre la desinformación en torno al tema), lo demás era sabido o previsible, eso incluye la reciente decisión japonesa de no sumarse al programa del caza de sexta generación Tempest. Llueven baldes de agua helada sobre los responsables del sector, al punto de que la gran Revisión para la Defensa y la Seguridad con la que soñaba Boris Johnson fue momentáneamente dejada en suspenso. El culpable (y tal vez el pretexto) es un virus, pero la realidad es más siniestra que eso.
 
Nuestro lectores más antiguos probablemente recuerden lo que sucedió después de la Revisión para la Defensa y la Seguridad del 2010. La flota de la Royal Navy fue reducida... casi hasta la vergüenza, el Ejército Británico casi hasta la inoperatividad. Que el lector no se deje engañar por un par de portaaviones nuevos. Son dos enormes moles casi indefendibles con la actual cantidad y calidad de buques de escolta de la Marina Real. De hecho esos dos portaaviones están en la mira del jefe de Asesores de Boris Johnson, Dominic Mckenzie Cummings. El hombre tiene razón. Mientras los propios estadounidenses consideran la posibilidad de retirar del servicio a dos de sus grandes portaaviones, los británicos construyeron dos blancos flotantes solo capaces de operar con aviones de despegue corto y aterrizaje vertical. Con eso ataron su destino naval a un avión caro y de dudoso valor militar: el F-35B.
 
El Tempest y los portaaviones Clase Queen Elizabeth ni siquiera son el principal problema en el rojo y cada vez más oscuro horizonte de las arcas británicas. Los nuevos SSBN Clase Dreadnought son verdaderas máquinas de consumir fondos y su valor militar es - como mínimo - altamente cuestionable. 
 
Submarino Clase Dreadnought, según la concepción del artista.
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No sería la primera vez que los británicos tuvieran que deshacerse de activos defensivos importantes. La industria gana, el contribuyente pierde y el mundo respira más tranquilo. Hasta el Atlántico Sur se torna un lugar menos tempestuoso. Todo lo que los británicos pueden enviar a Malvinas y sus zonas de influencia es un patrullero oceánico. La propia Argentina se da el gusto de tener un programa de incorporación de este tipo de naves, con una de ellas en servicio. Esta vez el "día de desastre para la flota" podría no llegar de la mano de los aviadores de la Fuerza Aérea Argentina y del Comando de Aviación Naval. 
 
En un mundo amenazado por una posible recesión económica la pesadilla podría tener lugar en el propio Reino Unido de Gran Bretaña. A la brevedad el portaaviones HMS Queen Elizabeth zarpará para llevar a cabo un nuevo ejercicio. Podría ser uno de los últimos que efectúe. Los clase HMS Queen Elizabeth ya fueron construidos. Los SSBN y el Tempest están en desarrollo, falta terminarlos y cobrarlos... después de un posible período de recortes, ventas y austeridad, mucha austeridad.