LOS ESTADOS UNIDOS SE SUMAN A LA PREOCUPACIÓN POR EL ESTADO DE LAS FUERZAS ARMADAS BRITÁNICAS

03.03.2015 14:35

 

No es la primera figura estadounidense en levantar la voz de alarma por el estado de las fuerzas armadas británicas, por ende podemos conjeturar que lo hizo con el guiño político de alguna autoridad del más alto nivel de los Estados Unidos de Norteamérica. El Jefe del Estado Mayor del Ejército estadounidense, el general Ray Odierno, advirtió del impacto que podrían tener nuevos recortes en el gasto militar británico. Los recortes parecen inevitables. 

 

Proyectos faraónicos como lo son la construcción de los dos grandes portaaviones de la Clase Queen Elizabeth y lo que según la política del hecho consumado de la actual administración británica serán los submarinos SSBN sucesores de la clase Vanguard, insumen cantidades impúdicas de dinero. Además se planea reemplazar las fragatas del tipo 23 (Type 23) por la futura clase tipo 26 (Type 26). Obviamente la principal empresa involucrada será BAE Systems, en cuyas manos está buena parte de los contratos de defensa británicos. En tales circunstancias es difícil imaginar un programa de defensa coherente.

 

Las preocupaciones no son sólo presupuestarias. Según algunos trascendidos en la Base Naval de Clyde entre los años 2008 y 2014 inclusive, se habrían registrado 451 incidentes de seguridad. De ellos al menos 71 fueron incendios y fallas serias en diferentes equipos. En el período 2013/2014 el número de incidentes fue casi el doble del registrado en el período 2012/2013. Doce de los incidentes fueron clasificados como Categoría B - el segundo nivel más alto de peligrosidad. Eso implica una liberación contenida real de radiación dentro de edificios o submarinos, o una exposición a la radiación no planificada.

 

Los problemas británicos no terminan allí. A las ya conocidas demoras y limitaciones del F-35B, aeronave que deberá operar desde el portaaviones HMS Queen Elizabeth, se suman nuevas preocupaciones en cuanto a su capacidad real de portar armamento. En realidad no entendemos el por qué de la preocupación ahora, venimos llamando la atención sobre la misma hace mucho tiempo.

 

El problema británico no es el del porcentaje del producto bruto interno invertido en defensa sino el de la forma en que el mismo se distribuye. Dejamos al lector que saque sus propias conclusiones.