LOS ERRORES ESTRATÉGICOS DE LA DEFENSA BRITÁNICA (SEGUNDA PARTE)

28.02.2019 13:51
 
La Royal Navy sí cuenta con un portaaviones Clase Queen elizabeth que deberá entrar en servicio el año próximo y otro cuya construcción entró en la etapa final. Para dotar a esos portaaviones, el Reino Unido cuenta con nueve aparatos F-35B operativos. Los F-35B tienen una autonomía reducida y una baja capacidad de armas. Si se quiere aumentar las armas a portar se pierde autonomía y si se portan las mismas fuera de la bodega de armas, además se pierde la de por sí cuestionada furtividad de los F-35. No es casual que constantemente haya rumores sobre las presiones desde la Real Fuerza Aérea y desde el propio Ministerio de Defensa británico para que se comiencen a adquirir aparatos F-35A, de mayor autonomía y capacidad de ataque. 
 
Los bombarderos estratégicos pueden ser desplegados de forma rápida y si se tiene en cuenta que hay bombarderos estratégicos que pueden atacar 80 blancos en una sola misión, es fácil comprender que tener uno o dos portaaviones cuando no se cuenta con bombarderos de largo alcance capaces de operar desde distantes bases terrestres es un despropósito. No negamos el valor militar de muchos cazabombarderos modernos en algunos tipos de conflictos, pero en otros se ven totalmente desbordados. Mandar un portaaviones al Mar del Sur de China es dejar librado su destino final a la mesura de los chinos. El gigante asiático tiene misiles balísticos capaces de hundir un portaaviones desde tierra. Estos días se escuchan clamores para que se dote al HMS Queen Elizabeth de más sistemas de defensa terminal (CIWS). Eso puede ser útil contra algunos misiles menores, su efectividad contra un misil destructor de portaaviones - móvil, balístico e hipersónico - es nula.
 
Gran Bretaña tiene aspiraciones de dominio mundial, tal como lo expresó el propio Ministro de Defensa inglés, Gavin Williamson. Con dos portaaviones mal escoltados eso es imposible. Londres tendría más chances con cierta cantidad de bombarderos estratégicos.
 
Las propias aspiraciones globales del Reino Unido son un error grave. Con sus fuerzas armadas carentes de personal y equipo y con pretensiones de controlar todo desde el Ártico hasta Malvinas, desde el Caribe hasta el Mar del Sur de China, el concepto de una restauración del poder imperial británico es como mínimo delirante, cuando no suicida. Una estrategia sólida es una estrategia coherente y razonable, la británica dista mucho de serlo; responde más a los intereses de la industria de armas británica que a las necesidades militares de Londres. (Fuentes: businessinsider.com; northropgrumman.com; Sputnik; Wikipedia y archivo de GEOESTRATEGIA)
 
Artículo relacionado: