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LA BATALLA DEL ATLÁNTICO - SÉPTIMA PARTE: LAS PLATAFORMAS DE LUCHA ANTISUBMARINA (continuación II)

23.01.2013 07:21

 

Los buques Q

 

Si bien estos párrafos sobre los Buques Q podrían ser vistos como una simple nota de color, como una cuestión meramente anecdótica, no dejan de ser un reflejo de la falta de medios antisubmarinos adecuados que padeció la Royal Navy al principio de la guerra y de cierto grado de desesperación con el que los británicos reaccionaron a la campaña de los U-Boote.

 

Hacia finales de la IGM los propios británicos habían considerados a los buques Q como obsoletos, pero aun así los volvieron a emplear en la IIGM. De algún modo estos hechos señalan la visión estratégica de Karl Dönitz, que lo hizo llevar la guerra al terreno donde el enemigo se mostraba más débil. Con ello no pretendemos hacer una apología de las acciones alemanas, sino señalar la correcta aplicación de algunas de las máximas de la guerra: estudiar y conocer al enemigo es una de ellas. Aprender a aprovechar sus debilidades es otra.

 

Los Buques Q, también conocidos como Q-boats, Navíos Señuelo (Decoy), Buques de Servicios Especiales o Buques misteriosos (Mistery Ships), intervinieron en la IIGM porque su uso había tenido algún éxito en la Primera Guerra Mundial. Si bien durante la IGM no hundieron ningún submarino, sí averiaron a algunos (este dato se contradice con el de otros historiadores que afirman que sí lograron varios hundimientos). Estos hechos obligaban a las tripulaciones de los sumergibles de la primera guerra a tomar precauciones, hecho que - según algunos historiadores - habría librado a muchos mercantes de ser atacados.

 

Los buques Q eran mercantes o pesqueros pesadamente armados con las armas ocultas, pergeñados con la intención de atraer a los submarinos, para que éstos realizaran ataques en superficie al creerlos indefensos. Esto daba la posibilidad a los buques Q de abrir fuego contra ellos. Durante el transcurso de la IGM las técnicas de los buques Q se fueron haciendo muy refinadas. Se llegaron a organizar cuidadosas puestas en escena de pánico a bordo, abandono del buque y escenificaciones similares con el fin de que los U-Boote se confiaran. La intención era que - una vez que estuvieran al alcance y en la mira - fueran fácilmente atacados. Las tácticas se hicieron cada vez más complejas, ya que los U-Boote se arriesgaban cada vez menos. En agosto de 1917, cuando se perdieron algunos barcos Q, el esquema terminó por ser considerado como obsoleto.

 

Estos buques fueron usados por la Marina Real británica durante la IGM y nuevamente por la Royal Navy y la armada estadounidense durante la IIGM como contramedidas contra los submarinos alemanes y japoneses. Durante la segunda conflagración mundial la Marina Real británica puso en servicio nueve buques Q entre septiembre y octubre de 1939 para operar en el Atlántico Norte. Los buques que no fueron torpedeados dejaron de estar en servicio en marzo de 1941 sin que hubieran tenido el menor éxito. El décimo y último buque Q de la RN, fue convertido en septiembre de 1940 en buque portador de redes de defensa antitorpedos, equipado con cuatro cañones de 101 mm, tubos lanzatorpedos, dos hidroaviones y una lancha torpedera. Fue hundido por un submarino alemán. Los restantes buques sobrevivientes fueron transferidos al Ministerio de Defensa británico como transportes.

 

Los estadounidenses adquirieron cinco buques que fueron convertidos en secreto. Los norteamericanos emplearon los buques Q con la misma falta de éxito que los británicos. Uno de ellos fue hundido en su primera patrulla y de otro, el Anacapa, se cree que averió a dos submarinos aliados que - por error - operaban en su zona, aunque esto último ocurrió en el Océano Pacífico.

LA BATALLA DEL ATLÁNTICO - SÉPTIMA PARTE: LAS PLATAFORMAS DE LUCHA ANTISUBMARINA (continuación I)

22.01.2013 06:18

 

Destructores, fragatas y corbetas (parte II)

 

Las fragatas antisubmarinas Tacoma sirvieron en la US Navy (Marina de los EEUU). A diferencia de la mayoría de los otros tipos de buques de guerra, las Tacoma fueron construidas con las normas mercantiles, lo que resultó en naves más débiles, pero a la vez permitió construirlas rápidamente en astilleros que no solía construir buques de guerra. Varias de estas fragatas fueron tripuladas por personal del servicio de Guardacostas de los Estados Unidos, aunque pertenecían a la US Navy. Según la US Navy, durante la guerra los buques tripulados por personal de la Coast Guard habrían hundido trece U-Boote, pero el propio servicio de guardacostas afirma que probablemente sólo hayan sido once, lo cual no es poco.

 

Se construyeron 96 fragatas Tacoma, de las cuales 21 fueron prestadas a la Royal Navy, donde sirvieron con el nombre de clase Colony. La información sobre las Colony es muy escasa y es difícil saber a ciencia cierta dónde sirvieron (presumiblemente en el Atlántico, de hecho de un par de ellas encontramos datos concretos en ese sentido) aunque se sabe que fueron naves de patrulla y de escolta. Una de estas naves, la HMS Caicos, se utilizó como una fragata detección de aeronaves: estuvo estacionada en el Mar del Norte para detectar bombas voladoras V-1, dirigidas a Gran Bretaña. Otra, la Zanzíbar, que operó en misiones de escolta de convoyes en el Atlántico occidental, además sirvió como buque de observación meteorológica. Las Colony entraron en servicio más bien hacia finales de la guerra con Alemania.

 

Una versión mejorada de la clase River fue la clase Loch, con mejores cualidades marineras que las primeras. La clase Loch era una clase de fragata antisubmarina construida para la Royal Navy y sus aliados. Su diseño innovador se basó en la experiencia de 3 años de lucha en la Batalla del Atlántico y fue dotada con los avances tecnológicos que se produjeron en el ínterin. También se mejoró su armamento antisubmarino, cuya base eran dos Squid. Las Loch también estaban equipadas con el nuevo radar Type 277. Eran fabricadas en forma modular. Las fragatas de esta clase hundieron al menos dieciséis submarinos alemanes.

 

Como ya lo dijimos al describir el armamento antisubmarino, la utilidad del  Squid era tal que el número de cargas de profundidad transportadas en las fragatas clase Loch, se redujo a sólo 15, con un solo bastidor y un par de lanzadores ubicados en la popa, en comparación con los ocho lanzadores (el número varía de acuerdo al autor); dos bastidores y estiba de 100 cargas más en las fragatas clase River, que no contaban con ellos. El número de lanzacargas de las River varía con el autor, porque en realidad cada una de las dos series construidas tuvo un número diferente de ellos.

 

Mencionemos finalmente a los portaaviones e incluso en buques mercantes adaptados que fueron las plataformas desde los que operaron muchas aeronaves que combatieron a los U-Boote, aunque nos interesan más esas aeronaves que despegaban desde ellos y desde bases en tierra. Dedicaremos algunos párrafos a las mismas, después de describir, a continuación, a los buques Q.

LA BATALLA DEL ATLÁNTICO - SÉPTIMA PARTE: LAS PLATAFORMAS DE LUCHA ANTISUBMARINA

21.01.2013 07:20

 

Destructores, fragatas y corbetas (parte I)

 

En estos párrafos no daremos una descripción detallada de todos los buques de escolta que participaron de las tareas de patrullas antisubmarinas y de las de escolta de convoyes, sino que nos centraremos principalmente en las unidades que prestaron servicio en la Marina Real británica.

 

A pesar del magnífico poder de la Royal Navy, la IIGM la sorprendió con una grave escasez de buques de escolta. Los EEUU le cedieron 50 destructores de la Primera Guerra Mundial a cambio del arrendamiento por 99 años de las bases británicas en Terranova y el Caribe. Tal era la situación de los ingleses que tomaron posesión de ellos ni bien se firmó el acuerdo. Los esfuerzos iniciales en el campo de la lucha antisubmarina de los británicos fueron bastante desorganizados e ineficaces.

 

Hacia comienzos de la guerra, la Royal Navy se vio imposibilitada de dar una escolta efectiva a los convoyes que cruzaban el Océano Atlántico. Amén de la escasez de escoltas, su alcance efectivo no alcanzaba para proteger a los buques durante todo el trayecto. A esto se sumaba la inexperiencia de muchas tripulaciones. Al principio se montaron lanzadores de cargas de profundidad en cualquier barco disponible como dragaminas, balandras, etc. El lector imaginará fácilmente la falta de eficacia de tales embarcaciones, a lo que se sumaba la falta de coordinación entre las mismas.

 

Al comienzo de la II Guerra Mundial, se produjo una reclasificación y las grandes corbetas pasaron a denominarse fragatas, recuperando un nombre clásico, y las corbetas ligeras continuaron denominándose corbetas.

 

Las necesidades inglesas de protección antisubmarina dieron lugar a la corbeta Flower de 940 toneladas (según algunos autores 975 toneladas) de desplazamiento, una velocidad máxima de 16 nudos, un cañón de 101 mm, varias ametralladoras y cañones automáticos y equipo antisubmarino consistente en un erizo y varios lanzacargas. El equipo de detección de estas naves consistía en un radar tipo 271, un ASDIC, un radiolocalizador y los hidrófonos.

 

De la clase Flower se construyeron 267 unidades (otros investigadores citan otras cifras, pero parecidas a la mencionada). Según algunos historiadores su velocidad máxima de 16 nudos les quitaba algo de efectividad. Eso es bastante probable si consideramos que la velocidad máxima en superficie de un submarino del tipo VIIC era de 17,2 nudos.

 

Otro modelo muy numeroso (151unidades construidas) fue la fragata clase River de doble hélice y 1.200 toneladas. Sus máquinas le permitían andar a más de 20 nudos (según algunos historiadores militares su velocidad máxima era de 19 nudos). El diseño de las fragatas clase River sirvió de base para las clase Tacoma estadounidenses. Después de la guerra algunas River pasaron a prestar servicio en otras marinas de guerra, habiendo sido la Armada Argentina una de ellas.

EL AMBUSH, EL SEGUNDO DE LOS SUBMARINOS CLASE ASTUTE, FUE ENTREGADO A LA ROYAL NAVY

18.01.2013 11:13

 

El segundo de los submarinos de ataque clase Astute, el Ambush, fue formalmente entregado a la Royal Navy, después de completar las pruebas de mar a las que fue sometido por parte de la empresa constructora. Ahora será sometido a nuevas pruebas, ya por parte de la Marina Real británica, antes de ser puesto en servicio activo.

 

Recordamos que el Ambush, se vio demorado en lo que respecta al inicio de sus pruebas de mar por problemas de seguridad en el sitio dónde deberían efectuarse algunas pruebas sobre su reactor. Los mismos hicieron que la Oficina de Regulación Nuclear (ONR - Office for Nuclear Regulations) prohibiera los ensayos.

 

Se prevé que los submarinos de esta clase serán siete. Cuentan con la más avanzada tecnología de propulsión nuclear. Pueden dar la vuelta al mundo sumergidos, produciendo el oxígeno necesario para la tripulación a partir del agua del mar.

 

Los ingleses afirman que los submarinos de la clase Astute son más silenciosos que submarinos más antiguos; que tienen la capacidad de operar de forma encubierta y - en teoría - son indetectables en casi todas las circunstancias, a pesar de ser un cincuenta por ciento más grandes que los actuales submarinos de la Marina Real, los pertenecientes a la clase Trafalgar.

 

Recordamos que ya en marzo del 2008, el programa de la clase “Astute” estaba excedido de presupuesto en un 48 por ciento y con un retraso de 47 meses. En noviembre de 2009, debido a nuevos retrasos causados por una a serie de cuestiones técnicas y otras, las demoras llegaron a un total de 57 meses y a un costo 53 por ciento superior al presupuestado. A eso hay que agregarle las ya mencionadas demoras en el inicio de las pruebas de mar del Ambush.

 

Tampoco hay que olvidar la gran cantidad de problemas que tuvo el Astute, algunos de los cuales no fueron resueltos aún. No sería extraño que algunos de esos problemas se repitan en el Ambush.

LA BATALLA DEL ATLÁNTICO - SEXTA PARTE: LAS ARMAS ANTISUBMARINAS (continuación II)

18.01.2013 07:52

 

El Squid

 

El Squid (calamar, en inglés) entró en servicio en 1944 (1943 según otros autores) y equipó a unos 70 buques. Consistía en tres tubos de mortero montados en línea, ligeramente descentrados para aumentar la dispersión las cargas de profundidad que lanzaba. Las cargas eran lanzadas formando un triángulo, a fin de que las tres detonaciones simultáneas potenciaran sus efectos. Las cargas caían unos 250 metros por delante de la nave. Análisis de posguerra demostraron que el Squid era mucho más efectivo que las cargas de profundidad convencionales.

 

Las cargas pesaban 177 kg, de los cuales 94 eran la carga explosiva de Minol (TNT, nitrato de amonio y aluminio). El hundimiento del proyectil se producía a una velocidad de 13,3 m/s, y para ajustar la profundidad a la que estallaría se empleaba una espoleta temporizada. La profundidad máxima a la que se podía emplear era de 274 metros. El primer hundimiento confirmado habría sido el del U-333, el 31 de julio de 1944, logrado por la fragata británica HMS Loch Killin.

 

Tal era la utilidad de Squid que el número de cargas de profundidad transportadas en las fragatas clase Loch, equipadas con ellos, se redujo a sólo 15, con un solo bastidor y un par de lanzadores ubicados en la popa, en comparación con los ocho lanzadores, dos bastidores y estiba de 100 cargas más en las fragatas clase River, que no contaba con ellos.

 

Piezas de artillería

 

Además de las cargas de profundidad, de los erizos y los Squid, los buques de escolta contaban con piezas de artillería para atacar a los submarinos en superficie, que solían ser poco eficaces por lo pequeño del blanco. Las armas antiaéreas eran eficaces contra sumergibles que se hallaban a muy poca distancia.

LA BATALLA DEL ATLÁNTICO - SEXTA PARTE: LAS ARMAS ANTISUBMARINAS (continuación I)

17.01.2013 17:38

 

El erizo (Hedgehog)

 

El erizo (Hedgehog o Anti-Submarine Projector) fue desarrollado por la Marina Real británica precisamente durante la IIGM. Según algunos historiadores entró en servicio en 1943, aunque otros afirman que fue probado satisfactoriamente en mayo de 1941 y que a finales de ese año todos los buques de escolta fueron equipados con esta arma, dato que nos parece más consistente. Como ya lo manifestamos en la presentación de este trabajo, no es el objetivo del mismo hacer hincapié en las cuestiones históricas de la Batalla del Atlántico, sino que nos interesa esclarecer sus aspectos tácticos y estratégicos. Con posteridad al equipamiento con esta arma de los buques de escolta de la Royal Navy, las naves de escolta estadounidenses también fueron dotadas de erizos, aunque los norteamericanos también diseñaron su propia versión llamada "Mousetrap".

 

El erizo consistía en un conjunto de morteros de espiga, instalados en la proa de la nave, que lanzaban 24 pequeñas cargas de profundidad simultáneamente. Cada carga era de unos 30 kg. Sólo explotaban en caso de impacto directo, aunque teóricamente una sola era suficiente podía ser suficiente para hundir un submarino. Hay quienes afirman que cuando una carga impactaba en el submarino, las demás estallaban por simpatía. El erizo tenía un alcance de unos 200 metros y no producía turbulencias que interfirieran con los hidrófonos, ya que si ninguna de las cargas impactaba, no había explosión. Como ya lo dijimos, el Hedgehog fue desplegado en los buques de guerra que escoltaban a los convoyes. Permanecieron en servicio en la US Navy durante la Guerra Fría, hasta que fueron substituidos por el ASROC.

LA BATALLA DEL ATLÁNTICO - SEXTA PARTE: LAS ARMAS ANTISUBMARINAS

17.01.2013 06:15

 

Las cargas de profundidad

 

Ésta es la más antigua de las armas antisubmarinas. Las primeras cargas de profundidad aparecieron durante la Primera Guerra Mundial, a mediados del año 1915. Las mismas explotaban a 14 metros de profundidad y eran usadas como complementarias de ataques por abordaje. Primero se intentaba hundir al sumergible enemigo embistiéndolo. Si eso fallaba se soltaban las cargas al pasar por encima del submarino en cuestión.

 

En su forma más primitiva la carga de profundidad consistía en un cilindro que contenía entre 150 y 300 kg de explosivo. Inicialmente se usó el TNT y posteriormente - hacia fines de 1942 - hizo su aparición el Torpex (RDX; TNT y aluminio pulverizado). Usualmente las cargas de la IIGM tenían un detonador fijado para activarse por presión hidráulica al alcanzar una determinada profundidad. Podían ser lanzadas tanto desde buques como aviones. Hacia el final de la guerra los estadounidenses diseñaron detonadores que actuaban al detectar el campo magnético del submarino, en forma totalmente independiente a la profundidad a la que éste se encontrara.

 

Durante la IIGM no fue un arma particularmente efectiva, pues usualmente se requería una elevada concentración de cargas en una zona reducida o un repetido lanzamiento durante largos períodos de tiempo para que fueran realmente efectivas. En abril de 1945 el U-427, al mando de Karl Gabriel von Gudenus, sobrevivió a un ataque en el cual se utilizaron 678 cargas de profundidad. 

 

Para que causara daños, sin embargo, no era necesario el contacto. Una explosión que tuviera lugar a entre tres y cinco metros de distancia de un submarino bastaba para destruirlo. Era una prueba crítica para el temple de la tripulación de la nave atacada, ya que cada estallido cercano era una especie de poderoso golpe acústico que a la larga podía quebrar la resistencia emocional de uno o más tripulantes.

 

Generalmente era la onda expansiva en el agua lo que dañaba a los submarinos por vibraciones intensas, ya sea soltando pernos; estopes de presión u otros elementos similares en las uniones de las tuberías interiores o quebrando las baterías de las cuales podía emanar cloro (tóxico). Si una tripulación era experimentada, podía evitar las cargas de profundidad sumergiéndose al límite de la profundidad nominal del submarino.

 

Amén de los efectos psicológicos en las tripulaciones de los submarinos atacados, debemos abundar un poco en los efectos mecánicos. Las cargas de profundidad que explotaban por encima del submarino producían menos daños. Los mismos eran mayores, sobre todo cuando las cargas explotaban a uno o a ambos costados. Las explosiones a proa y a popa producían menos daños porque en proa y popa las estructuras del casco ofrecen más resistencia a la presión y oponen menos sección. Si la explosión se producía debajo del submarino, los daños solían ser graves. En ese caso a  la onda expansiva se le añadían las burbujas de los gases de la explosión, que siempre tienden a salir a la superficie, por lo que empujan hacia arriba una gran masa de agua.

 

La mayoría de los submarinos hundidos por cargas de profundidad no lo fueron por un estallido cercano, sino por una acumulación de daños tras un ataque continuado con cientos de cargas de profundidad, aunque siempre es difícil ser contundente acerca de hechos que sucedieron debajo de la superficie del mar.

 

Como ya dijimos con anterioridad, uno de los inconvenientes de las cargas de profundidad era que la turbulencia que provocaba hacía inútil al ASDIC por varios minutos. Otro inconveniente era la imposibilidad de conocer el daño causado.

LA FRAGATA TYPE 23 HMS SOMERSET REGRESÓ AL MAR LUEGO DE UNA MODERNIZACIÓN

16.01.2013 15:47

 

La fragata tipo 23 HMS Somerset está siendo sometida a pruebas de mar después de haber completado trabajos de reacondicionamiento, mejoras y modernización. Los mismos fueron hechos en su base de origen (Devonport) e insumieron nueve meses de labor y 20 millones de libras (unos 32 millones de dólares).

 

La nave recibió un nuevo sistema de comando, el DNA(2); la última variante del sistema de misiles SeaWolf y un nuevo sistema de computación, que facilitará a la fragata el compartir información con el resto de la Royal Navy y otras fuerzas.

 

En los últimos cinco años la fragata cumplió cuatro despliegues en el Medio Oriente. Cada uno tuvo una duración de seis meses. Eso da un indicio sobre la escasez de buques de escolta que sufre la Marina Real británica.

 

La HMS Somerset (F82) fue botada el 25 de junio de 1994 y puesta en servicio activo el 20 de septiembre de 1996. Según lo anunciado en el año 2009, permanecerá en servicio hasta el 2031. Las tipo 23 son fragatas versátiles y constituyen la columna vertebral de la Royal Navy.
 

Entre tanto el buque de la Flota Real Auxiliar RFA Wave Knight, un buque de apoyo a la Royal Navy, puso rumbo a la costa este de América del Norte para iniciar un período de patrulla de seis meses. Este es otro indicio de la escasez de buques de escolta que padece la RN.

LA BATALLA DEL ATLÁNTICO - QUINTA PARTE: LOS MEDIOS DE DETECCIÓN ANTISUBMARINOS (continuación)

16.01.2013 10:37

 

El ASDIC (parte II)

 

Al comienzo de la Segunda Guerra Mundial, la tecnología británica del ASDIC fue transferida gratuitamente a los Estados Unidos. La investigación sobre el ASDIC y el sonido bajo el agua se amplió en el Reino Unido y en los EEUU. Se desarrollaron muchos nuevos tipos de detección por sonido de uso militar, entre ellos las sonoboyas, en 1944.

 

En los países del Eje, sobre todo en Alemania, también se había llevado a cabo diferentes trabajos sobre el sonar, lo que incluyó el uso de contramedidas.

 

Durante la década de 1930 ingenieros norteamericanos desarrollaron su propia tecnología de detección de sonidos bajo el agua y se realizaron importantes descubrimientos, como las termoclinas, que ayudarían a su futuro desarrollo. Los estadounidenses comenzaron a utilizar el término SONAR para sus sistemas, nombre que luego se generalizó, desplazando al de ASDIC.

 

El Huff-Duff

 

Un radiogoniómetro es un sistema electrónico capaz de determinar la dirección de procedencia de una señal de radio. En 1940 entró en uso un sistema de localización de submarinos denominado Huff-Duff. Huff-Duff era la abreviatura con que se conocía al sistema High Frecuency Direction Finding  o sistema de Radio Detección de Alta Frecuencia. El Huff-Duff era un sistema de alerta temprana capaz de localizar submarinos mediante el uso de radiogoniómetros. La detección se producía cuando los U-Boote emergían para radiar.

 

El radar

 

El radar revolucionó la lucha antisubmarina, especialmente los pequeños equipos instalados a bordo de los aviones. El radar más eficaz fue el centimétrico, que comenzó a usarse a principios de 1940. Era capaz de detectar a un submarino navegando en superficie  desde veinte millas, un snorkel a tres y un periscopio a una milla.

LA BATALLA DEL ATLÁNTICO - QUINTA PARTE: LOS MEDIOS DE DETECCIÓN ANTISUBMARINOS

13.01.2013 14:36

 

Los medios de detección antisubmarinos

 

Los hidrófonos

 

Como ya lo explicamos, un transductor es un dispositivo que transforma el efecto de una causa física, como la presión, la temperatura, la dilatación, la humedad, etc., en otro tipo de señal, normalmente eléctrica. Un hidrófono es un transductor de sonido a electricidad para ser usado en agua o en otro líquido, de forma análoga al uso de un micrófono en el aire. Un hidrófono también se puede emplear como emisor, pero no todos los hidrófonos tienen esta capacidad.

 

Los hidrófonos utilizados durante la Segunda Guerra Mundial eran elementos de escucha pasiva para detectar tanto el ruido de los motores como la cavitación de las hélices. Eran poco capaces contra un submarino que navegase en inmersión y utilizase solamente los motores eléctricos.

 

El ASDIC (parte I)

 

En 1918, Francia y Gran Bretaña habían construido prototipos de sistemas de detección activos. Los británicos probaron su primitivo sonar, conocido por entonces como ASDIC, en el HMS Antrim en 1920 y dos años más tarde comenzaron su producción.

 

Al estallar la Segunda Guerra Mundial, la Marina Real tenía diferentes modelos de ASDIC para diferentes clases de buques de superficie y otros para submarinos, contando así con un sistema de ataque antisubmarino completo. La eficacia de los primeros ASDIC quedó limitada por el uso de la carga de profundidad como arma antisubmarina. Esto requería que la nave atacante pasara encima de un contacto sumergido antes de arrojar las cargas desde la popa, lo que resultaba en una pérdida de contacto por parte del ASDIC en los momentos previos a los ataques. El cazador se encontraba lanzando cargas a ciegas, tiempo durante el cual el comandante del submarino atacado podía efectuar una acción evasiva.

 

Esta situación fue parcialmente subsanada mediante el uso de varios buques cooperando entre sí y por la adopción de las "ahead throwing weapons” (armas que lanzan hacia delante", como el Hedgehog y más tarde el Squid, que lanzaban cargas explosivas a un blanco por delante del atacante y por tanto aún en contacto ASDIC. Los desarrollos que tuvieron lugar durante la guerra dieron lugar a equipos ASDIC que utilizaban varias formas diferentes de haz, que cubrían permanentemente los puntos ciegos. Más tarde, se utilizaron torpedos acústicos.

 

La combinación del ASDIC con las cargas de profundidad tenía - según algunos historiadores militares - el inconveniente adicional de que la explosión de la carga de profundidad generaba una turbulencia tan grande que hacía inútil el ASDIC por varios minutos. Al parecer ese problema no se presentaba con el “erizo” (Hedgehog). Como dispositivo activo tenía la desventaja de anunciar su presencia al enemigo.

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