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LA BATALLA DEL ATLÁNTICO - SEGUNDA PARTE: LOS SUBMARINOS ALEMANES (continuación IV)

07.01.2013 04:08

 

Los tipo XB

 

La lista de submarinos alemanes no se agota con los descriptos. Hubo más modelos e incluso proyectos inconclusos que no son del interés a los fines de este estudio, pero pueden serlo para aquellos que gustan de la historia militar. Queremos agregar datos de un modelo más, con lo que cerramos la lista de tipos descriptos en este trabajo.

 

El empleo de minas marítimas durante la IIGM fue importante. Las primeras minas estaban diseñadas para ser lanzadas a través de los tubos lanzatorpedos, pero, además de las limitaciones propias del diseño de estas armas, reducían el número de torpedos que se podían transportar.

 

Esas minas tenían además otra limitación, estaban desarrolladas para ser desplegadas a una profundidad máxima de 20 metros. Por eso se decidió desarrollar un nuevo tipo de mina que pudiera ser anclada, la Sondermine A. Por sus características no podía ser lanzada desde un tubo lanzatorpedos, por lo que se desarrolló un nuevo tipo de submarino, que terminó siendo el XB.
 

Con un desplazamiento sumergido de 2.177 toneladas y una longitud de 89.38 metros, los ocho minadores Tipo XB fueron los submarinos más grandes que usó la Kriegsmarine durante la guerra.

 

El primer submarino XB llegó a Francia en mayo de 1942, pero no pudo ser usado como minador por un retraso en la entrega de las minas SMA. Hasta que las minas estuvieron disponibles, los XB fueron usados como buques de reaprovisionamiento, debido a su gran tamaño.
 

Los XB disponían de un casco doble. Su armamento estaba formado por dos tubos lanzatorpedos de 53,3 cm. Originalmente el armamento incluía una pieza de 105 mm en cubierta, y una de 37 mm y otra de 20 mm en la torre. Para 1944 el cañón de 105 mm había sido retirado y se dispuso de un cañón de 37 mm y dos cañones gemelos de 20 mm. Cargaban 15 torpedos y 66 Sondermine A.

LA BATALLA DEL ATLÁNTICO - SEGUNDA PARTE: LOS SUBMARINOS ALEMANES (continuación III)

05.01.2013 08:24

 

Los tipo XXIII

 

Los tipo XXII son probablemente los menos conocidos de todos los submarinos alemanes que llegaron a estar operativos durante la IIGM. Fueron, sin embargo, uno de los mejores diseños realizados. 

Estos submarinos fueron pequeños submarinos costeros diseñados para operar en las aguas poco profundas del Mar del Norte, el Mar Negro y el Mar Mediterráneo. Las aguas de los mismos era peligrosas para los grandes submarinos del tipo XXI. Eran tan pequeños que sólo podía transportar dos torpedos, que eran cargados externamente.

 

Al igual que los mucho más grandes tipo XXI, eran capaces de permanecer sumergidos casi todo el tiempo y eran más rápidos que todos los diseños anteriores a nivel mundial, debido a la mejora de sus formas hidrodinámicas, las baterías con mayor capacidad y el snorkel. El snorkel les permitía utilizar los motores diésel en inmersión. Junto con los tipo XXI eran conocidos como "Elektroboote". Al igual que los tipo XXI eran sumamente más rápidos en inmersión que en la superficie, debido a sus potentes motores eléctricos y a la ya mencionada forma hidrodinámica de su casco

 

Tal como sus “hermanos mayores”, los tipo XXIII fueron diseñados para ser construido en secciones, con diferentes partes que habrían de ser construidas por distintos contratistas. Sin embargo, la falta de materiales y la ofensiva de bombardeos aliada contribuyeron a que finalmente la construcción de estos submarinos tipo XXIII se concentrara en dos astilleros.

 
Estaban diseñados para operaciones de patrulla de corta duración. Su motor diesel era de potencia relativamente modesta, 630 hp, pero como en los tipo XXI la capacidad de sus baterías mejoradas y el uso del Snorkel hacían posible la navegación sumergida por largos periodos de tiempo. Su tiempo de inmersión era muy corto, de sólo nueve segundos. Otra de las innovaciones de los tipo XXIII consistía en que fueron los primeros U-Boote operativos en los que los torpedos eran disparados con su propia propulsión, en lugar de utilizar una carga de aire comprimido. 

 

Su desplazamiento en inmersión era de 275 toneladas; tenían 34,68 m de eslora y 3 m de manga y poseían 2 tubos lanzatorpedos de 53,3 cm y podían cargar 2 torpedos. Tenían una autonomía de 4.450 millas a 6 nudos en superficie y de 194 millas a 4 nudos sumergidos.  

 

El primer Tipo XXIII el 17 de Abril de 1944. Un total de 62 unidades llegaron a entrar en servicio antes del final de la guerra. Tan sólo 6 tuvieron la oportunidad de realizar patrullas de combate, aunque algunos historiadores militares discrepan con este dato y elevan ese número a un mínimo de diez, afirmando que hundieron cinco mercantes aliados. El U-2336 logró hundir dos barcos enemigos los cargueros Sneland y Avondale Park. Fueron los últimos barcos hundidos por un U-Boote en la IIGM. 

LA ARMADA DE CHILE DIO DE BAJA A LA BARCAZA LSM-94 "OROMPELLO"

04.01.2013 18:40

 

En una ceremonia que tuvo lugar en la Tercera Zona Naval se dio de baja oficialmente a la LSM 94 “Orompello” - perteneciente a la clase “Elicura” - tras cumplir 48 años de servicio. Era el segundo buque más antiguo que tenía la institución después del Buque Escuela “Esmeralda”.

La ceremonia efectuada a bordo de la barcaza fue presidida por el Comandante en Jefe subrogante de la Tercera Zona Naval, quien es a la vez el Comandante del Rompehielos “Oscar Viel”, Capitán de Navío Manuel Silva Terán. 

Durante los 48 años de servicio la unidad navegó casi 600.000 millas náuticas y estuvo plenamente operativa hasta el último día. Construi­da en astilleros Miami Dade, Florida, fue transferida a Chile en septiembre de 1964.

 

Esta unidad era conocida por la Armada Argentina, ya que efectuó ejercicios combinados de rescate marí­timo con la misma. En el sur de Chile cumplía funciones en misiones de operaciones anfibias y mantenimiento de señalización marítima, entre otras. El desplazamiento de la LSM 94 “Orompello” era de 770 toneladas, su velocidad máxima era de 10,5 nudos, su eslora de 44,2 metros, su manga de 10,6 metros y su calado de 7 pies. Su armamento consistía en 3 o 4 ametralladoras de 20 mm.

LA BATALLA DEL ATLÁNTICO - SEGUNDA PARTE: LOS SUBMARINOS ALEMANES (continuación II)

04.01.2013 06:03

 

Los tipo XXI

 

En momentos que la guerra submarina alemana pasaba por un mal momento, en un intento por inclinar la balanza de nuevo a favor de sus submarinos, Hitler decidió seguir adelante con la construcción de submarinos impulsados por peróxido de hidrógeno. Con éstos se había hecho alguna demostración un tiempo antes, pero en ese momento parecía que las naves convencionales eran más que suficientemente aptas.

 

El nuevo submarino, denominado tipo XVIII, obviamente no iba a estar listo a tiempo para hacer la diferencia, así que basado en su diseño se construyó un submarino más convencional, diesel-eléctrico. Éste se convirtió en el tipo XXI. Se utilizó el gran espacio que serviría para el almacenamiento de peróxido de hidrógeno para albergar baterías adicionales, dando un mayor alcance y rendimiento bajo el agua.

 

El tipo XXI fue una de las armas que cambiaron la guerra submarina. Antes de los tipo XXI los submarinos eran, en realidad, sumergibles, porque se pasaban más tiempo en la superficie que debajo del agua. Sólo podían estar sumergidos por breves periodos de tiempo y en inmersión eran más lentos. Los tipo XXI eran sumamente más rápidos en inmersión que en  superficie.

 

Los tipo XXI, que en inmersión desplazaban 1.819 toneladas, tenían una eslora de 76,7 m y podían sumergirse a 270 m. Poseían 6 tubos lanzatorpedos de 53,3 cm y  podían cargar 23 torpedos o 17 torpedos y 23 minas. Estaban provistos de 4 cañones dobles de 20 mm (otros historiadores dicen que cuatro dobles, pero de 30 mm).

 

Como ya dijimos, debido a sus poderosos motores eléctricos y a su casco hidrodinámico, los submarinos de este tipo - muy avanzados para su época - eran más rápidos sumergidos que navegando en la superficie. Su llegada tardía no pudo subsanar todo lo que no se habían podido hacer antes.

 

De haber entrado en servicio antes, los tipo XXI podrían haber causado graves problemas a los aliados. Poseían la suficiente velocidad para seguir a un convoy navegando bajo el agua, sin tener demasiados problemas para evadir las aeronaves y buques antisubmarinos aliados y luego atacar a los barcos enemigos.

 

Con su capacidad de disparar 18 torpedos en sólo 20 minutos, podrían haber atacado a varios objetivos en muy poco tiempo, para luego escapar a gran velocidad o sumergirse a gran profundidad, lo último debido a su casco robusto. Su mayor capacidad de carga de combustible y de torpedos también les habría permitido cruzar el Atlántico sin necesidad de reaprovisionarse tan frecuentemente como las clases que los precedieron. Sólo dos unidades de este tipo realizaron operaciones bélicas.

LA BATALLA DEL ATLÁNTICO - SEGUNDA PARTE: LOS SUBMARINOS ALEMANES (continuación I)

03.01.2013 21:24

 

Los submarinos tipo IX

 

El tipo IX fue diseñado con fines oceánicos y para servir de mando táctico a las “manadas de lobos”, que estaban integradas fundamentalmente por los tipo VII. Esa misión perdió sentido cuando las operaciones pudieron dirigirse desde la costa de Francia. Eran submarinos de gran autonomía. Se construyeron siete variantes, con un total de más de doscientas unidades, aunque según algunos historiadores militares la cifra total se ubica cerca de las 300 unidades.
 

El armamento básico de estos submarinos eran 6 tubos lanzatorpedos de 53,3 cm (cuatro a proa y dos a popa) y transportaban de 22 a 24 torpedos, según la versión. Esta importante reserva de torpedos permitía acosar a los convoyes durante varias noches. Contaban con un cañón de 105 mm delante de la torre y un cañón antiaéreo de 37 mm y otro de 20 mm, aunque esto fue variando durante el transcurso de la guerra, agregándoseles armamento antiaéreo.

 

Del tipo IX se construyó una versión de transporte, el modelo IX D1. Los tubos lanzatorpedos fueron eliminados con la finalidad de aumentar su capacidad de carga. Fueron utilizados como cargueros con capacidad de inmersión.

 

Los tipo XIV - las “vacas lecheras”

 

Con el inicio de la campaña submarina alemana en aguas de los Estados Unidos de Norteamérica y en el Atlántico Central, se hizo evidente al Alto Mando de la Kriegsmarine la necesidad de contar con la facilidad de reaprovisionar a los U-Boote en esos escenarios a fin de prolongar su permanencia en las zonas de combate.

 

Para ello entraron en acción las primeras unidades de los submarinos tipo XIV, a menudo más conocidos como “vacas lecheras”. La misión de los mismos era abastecer a otros sumergibles de combustible, torpedos y víveres. Esto permitía aumentar la extensión de las patrullas de combate. Ya bien avanzada la guerra estos grandes submarinos pérdidas inaceptables y fueron retirados. Hay quienes afirman que todos fueron hundidos por acciones enemigas y los datos históricos parecen corroborar esta última tesitura.

 

Los tipo XIV no poseían tubos lanzatorpedos, disponían en cambio de dos cañones antiaéreos de 37 mm y uno de 20 mm. Como la Kriegsmarine no tenía bases en otras partes del mundo (en rigor, algunos submarinos operaron en bases japonesas del Pacífico), los sumergibles dependían de los barcos de suministro. Cuando las naves de superficie resultaron excesivamente vulnerables, la idea de un submarino de suministro dio origen al denominado “Milchkuh” o vaca lechera.

 

Basado en el diseño del tipo VII, el tipo XIV podía llevar 4 torpedos y 400 toneladas de  combustible diésel. El primero de los 10 sumergibles construidos entró en servicio en 1941. Por su mala maniobrabilidad y su baja velocidad de inmersión fueron blancos fáciles.

FUE DADA DE BAJA LA LANCHA MISILERA 36 “GUARDIAMARINA RIQUELME” DE LA ARMADA DE CHILE

03.01.2013 11:34

 

En una ceremonia realizada el 27 de diciembre del pasado año 2012 en la Base Naval Talcahuano y que fue presidida por el Comandante en Jefe de la Segunda Zona Naval, Contraalmirante Osvaldo Schwarzenberg Ashton, fue dada de baja del servicio de la Armada de Chile la Lancha Misilera 36 “Guardiamarina Riquelme”.

 

La Lancha Misilera "Riquelme" llegó a Chile en 1997. Después de un período de entrenamiento, el 19 de enero del año siguiente recaló al puerto de Iquique para incorporarse al Comando de Misileras del Norte. Su alta velocidad y su furtividad se complementaban y potenciaban con la protección que le otorgaba la geografía costera de la zona norte del país transandino. Esta lancha tenía la capacidad de operar en conjunto con medios aéreos y de superficie de mayor tamaño.

 

Al zarpar de Iquique el 25 de septiembre del 2012, la Lancha Misilera "Riquelme" dio inicio a su última singladura de 1.100 millas náuticas - las que se sumaron a las 151.498 navegadas con anterioridad - para dirigirse a la Base Naval Talcahuano, tras 38 años de vida útil. Estuvo al servicio de la Armada de Chile por algo más de 15 años. Antes había pertenecido a la Armada alemana, con la denominación de P-S6149 Wolf.

 

La LM-36 "Riquelme" estaba armada con 4 misiles Exocet MM-38, 1 cañón de 40/70 mm, 1 cañón de 76 mm y 2 ametralladoras de 12,7 mm. Su desplazamiento era de 265 toneladas y su velocidad máxima de 36 nudos. Estas unidades se construyeron en los astilleros Constructions Mécaniques de Normandie (CMN), en Cherburgo, Francia.

 

Según algunas fuentes, partes de esta lancha habrían sido canibalizadas con anterioridad a su baja. 

LA BATALLA DEL ATLÁNTICO - SEGUNDA PARTE: LOS SUBMARINOS ALEMANES

03.01.2013 07:27

 

Los submarinos tipo VII

 

Los submarinos más numerosos en la batalla del Atlántico fueron los del tipo VII. Los primeros modelos de este tipo entraron en servicio en junio de 1936 y se fueron mejorando. Hubo 7 versiones de los tipo VII, con un total de 709 unidades. Estos submarinos eran muy equilibrados, baratos, rápidos de construir y de dotación reducida. Mostraban una excelente maniobrabilidad, tanto en inmersión como en superficie. Eran naves adecuadas para operar en el Océano Atlántico.

 

Los tipo VII eran robustos, de casco simple, con las costillas de refuerzo dentro del mismo. Podían descender hasta casi 200 m de profundidad. Eran débiles en las zonas de aperturas, tales como accesos y tubos lanzatorpedos. Su desplazamiento era de 750 toneladas en superficie y de 850 en inmersión. Contaban con cuatro tubos lanzatorpedos de 53,3 cm en proa y uno en popa (éste último a partir de la variante VIIB) que disparaba entre las hélices. También estaban armados con un cañón de 88 mm y uno o más cañones antiaéreos de 20 mm.

 

Las condiciones de vida en estas naves eran durísimas. El alojamiento de la tripulación estaba en la parte delantera y contaba con seis literas. La dotación debía turnarse para usarlas. En el reducido espacio del interior del submarino debían coexistir tripulantes, torpedos, municiones y víveres durante meses.

 

Al tipo VIIA le siguió el tipo VIIB, con mejor maniobrabilidad, gracias a un doble timón. El VIIC fue equipado con un sonar, para lo cual el casco fue alargado unos 60 cm. El modelo VIIC/41 podía descender hasta 250 m de profundidad. Se diseñó la versión VIIC/42 que tendría más velocidad en superficie y una mayor capacidad de inmersión, en respuesta a las velocidades de los convoyes de los aliados y a los métodos antisubmarinos mejorados, pero no se construyó ninguna unidad. El tipo VIIC/43 debió ser un tipo VIIC/42, pero más poderosamente armado, con seis tubos en proa y cuatro en popa, pero su diseño fue cancelado.


Existió también una versión VIID, adaptada para sembrar minas SMA, que no cabían en los tubos lanzatorpedos y por lo tanto no podían ser sembradas por cualquier submarino, excepto el tipo XB, que era exclusivamente minador. A diferencia de los XB, los VIID además de cumplir con las funciones de minado podían actuar como cualquier otro submarino de ataque. Su alcance era algo mayor que el de los VIIC pero su velocidad máxima era ligeramente menor. Se construyeron seis ejemplares de los mismos.

 

Los tipo VII fueron el pilar de la guerra submarina alemana. El más famoso de ellos fue el U-47, de la versión B, que al mando de Günther Prien, penetró en la base naval inglesa de Scapa Flowy, en las Islas Orcadas, y hundió al acorazado HMS Royal Oak. El comandante alemán fue apodado "El toro de Scapa Flow". Su tripulación decoró la torreta (vela) del U-47 con la figura de un toro bufando, símbolo que acabaría siendo el de toda la 7ma Flotilla de U-Boote. Por esa acción Prien fue condecorado con la Cruz de Hierro de 1ª Clase.

 

El U-47 llevó a cabo 10 patrullas de guerra, hundiendo 32 naves en un período de 238 días en el mar. Finalmente fue hundido, probablemente por dos corbetas de la Royal Navy, en marzo de 1941, aunque otros historiadores atribuyen el hundimiento al destructor HMS Wolverine. De hecho existen otras versiones, hecho casi inevitable dadas las características de la guerra submarina. 

LA BATALLA DEL ATLÁNTICO - PRIMERA PARTE: ANTECEDENTES HISTÓRICOS (continuación)

02.01.2013 10:25

 

El 1 de septiembre de 1935 Dönitz - veterano de la IGM - fue ascendido al grado de Capitán de Navío de la Kriegsmarine. Ese mismo mes recibió el mando de la 1ª flotilla de sumergibles Wediggen, que contaba con tan solo tres unidades. El 1 de enero de 1936 fue nombrado Comandante en Jefe de los submarinos. En enero de 1939 Dönitz fue ascendido al grado de Comodoro y el 10 de octubre, a apenas algo más de un mes de iniciadas las hostilidades, al de Contralmirante.

 

Antes de la Segunda Guerra Mundial, Karl Dönitz había presionado para tratar de lograr que la flota alemana se basara en submarinos. Sabía que los buques de superficie eran muy vulnerables y que la Marina Real británica era mucho más poderosa que Alemania en lo concerniente a sus respectivas flotas de superficie. Su posición era opuesta a la del almirante Erich Raeder, que al igual que otros almirantes de la marina de guerra alemana, no comprendió que los acorazados pronto perderían su razón de ser.

 

El 1 de septiembre de 1939 el Comodoro Dönitz contaba con apenas 57 submarinos, de ellos sólo 22 eran oceánicos del tipo VII, que podían operar en el Atlántico. El resto eran mayormente sumergibles costeros y muchos eran muy viejos. Así se lo hizo saber a los altos mandos de la Kriegsmarine. El 3 de septiembre Inglaterra declaraba la guerra a Alemania. La misma había empezado demasiado pronto para la marina alemana que apenas comenzaba un gran plan de construcciones.

 

Los alemanes comprendieron que no podrían enfrentar a la Royal Navy para aniquilarla y que su única oportunidad residía en atacar las comunicaciones comerciales del enemigo, interrumpiendo el suministro de alimentos, petróleo, materias primas y otros. Para eso necesitaban más submarinos. La mayor parte de los recursos dedicados a la construcción de naves de superficie fueron desviados a la construcción masiva de submarinos.

 

El 31 de enero de 1943 Dönitz fue ascendido al grado de Gran Almirante. Este ascenso también le otorgó el cargo de Jefe supremo de la Kriegsmarine, el máximo puesto en el Oberkommando der Marine, sustituyendo en el cargo a Raeder. De todos modos Dönitz también continuó al mando de las unidades de guerra submarina.

 

En agosto de 1939 sólo 22 sumergibles de la Kriegsmarine podían operar en el Atlántico. Lo aconsejable era mantener 1/3 de los mismos en puerto, 1/3 yendo al o viniendo del teatro de operaciones y el tercio restante en el mismo. Los alemanes podían tener como mucho 7 submarinos en acción. Eso era totalmente insuficiente.

 

Se incrementó la producción y Dönitz decidió neutralizar la técnica de convoyes con los ataques de las “manadas de lobos”. Cuando un submarino descubría un convoy lo comunicaba por radio a otros en la zona. Los mismos se reunían para atacarlo simultáneamente por la noche.

LA BATALLA DEL ATLÁNTICO - PRIMERA PARTE: ANTECEDENTES HISTÓRICOS

02.01.2013 09:57

 

Ya en el transcurso de la Primera Guerra Mundial el Océano Atlántico fue el espacio donde se combatió en torno al punto más vulnerable del Imperio Británico: sus rutas de suministro marítimas. Ante la imposibilidad de superar el predominio de la poderosa Royal Navy en la superficie, Alemania optó por la estrategia de llevar adelante una guerra predominantemente submarina contra los mercantes enemigos.

 

El submarino era por entonces un arma casi nueva, pero sus condiciones de arma sigilosa pusieron en peligro el abastecimiento de las islas británicas. En 1917 el número de mercantes hundidos por sumergibles alemanes era tan importante que hasta se contempló la rendición de Gran Bretaña si no se encontraba una rápida solución al problema. Los británicos agruparon a los mismos en convoyes que redujeron drásticamente las pérdidas.

 

La situación vivida en la IGM se repitió a partir de 1939 en otra gran batalla naval, la Batalla del Atlántico, que se prolongó casi toda la Segunda Guerra Mundial. Por sus características, más que una prolongada batalla, fue casi una guerra dentro de la Guerra. Para los fines de este artículo consideraremos como Batalla del Atlántico a aquella que se combatió en torno a los submarinos alemanes, no considerando las acciones que tuvieron lugar en torno a la flota teutona de superficie. Algunos historiadores incluyen estas últimas operaciones dentro de la misma.

 

Como nación insular, Gran Bretaña dependía en gran medida de los suministros que le llegaban por mar.

 

En 1934 Hitler anunció el fortalecimiento de la marina de guerra alemana con la anuencia de los británicos, que temían a la URSS. Los ingleses creyeron que el propósito del líder alemán era la revisión del Tratado de Versalles. Por uno de los puntos del ya mencionado tratado, el ejército alemán se redujo a 100.000 hombres y a su marina de guerra solo se le permitió poseer seis cruceros y varias naves pequeñas. Además Alemania no podía tener armas ofensivas, tales como submarinos, aviones, tanques y artillería pesada.

 

En junio de 1935 Gran Bretaña y Alemania firmaron un acuerdo que permitía al Führer incrementar el tonelaje de su marina de guerra hasta el 35% del de la Royal Navy y el 45% en el caso de los submarinos. Ese año comenzaron a construirse en Finlandia, por encargo de los alemanes, 14 submarinos tipo Vesikko de 250 toneladas.

 

Cuando finalmente los alemanes comenzaron a planificar la construcción de una flota que pudiera hacer frente a la Marina Real británica, los teutones subestimaron la importancia que estaba adquiriendo la aviación naval y se concentraron en la construcción de acorazados.

 

Pero hubo un hombre que tenía ideas más claras sobre cómo debía ser llevada a cabo la guerra naval contra los británicos. Tal como Yamamoto en Japón predijo con bastante anticipación la importancia que cobrarían los portaaviones, en Alemania Karl Dönitz supo ver la importancia que adquirirían los submarinos.

PUBLICACIÓN ESPECIAL DE GEOESTRATEGIA: LA BATALLA DEL ATLÁNTICO

02.01.2013 09:55

 

A partir de hoy presentaremos una investigación especial de nuestro equipo de trabajo sobre una batalla de la Segunda Guerra Mundial que tuvo una enorme importancia estratégica: la Batalla del Atlántico. Sus tácticas, que fueron evolucionando a lo largo de la misma, fueron por demás interesantes.

 

Desde ya que tenemos fuertes objeciones éticas y morales respecto al empleo de los submarinos contra el tráfico marítimo, ya que los ataques al mismo se cobran vidas de civiles. De todos modos nos parece que la prolongada Batalla del Atlántico puede servir de ejemplo de la importancia estratégica de los submarinos, un tema que como argentinos no queremos obviar.

 

Es poco probable que Argentina pueda tener en el corto o mediano plazo un portaaviones y los medios necesarios como para dotarlo de aeronaves y proveerlo de la escolta necesaria para brindarle una seguridad razonable. Como mucho se podrá aspirar a algún tipo de portahelicópteros. Eso no significa que la Armada Argentina deba renunciar a la capacidad de proyección estratégica.

 

Una fuerza de submarinos razonablemente capaz no es algo que esté fuera del alcance de una nación como Argentina. La dotaría de un poder de disuasión muy importante. Para sostener nuestra postura en la materia, hemos elaborado un estudio bastante completo sobre la Batalla del Atlántico, que pretende mostrar las ventajas de contar con una flota de submarinos eficaz.

 

No hemos hecho hincapié en los detalles históricos. La propia naturaleza del arma submarina, cuya principal ventaja es precisamente el sigilo, hace difícil conocer algunos detalles. El secreto que generalmente rodea a estas naves tampoco contribuye a esclarecer algunas cuestiones puntuales. Además, dado que un submarino atacado muchas veces termina hundido, es difícil saber con exactitud qué pasó con él.

 

Sí nos hemos esforzado por esclarecer los aspectos tácticos y estratégicos

de la Batalla del Atlántico, que a pesar de las distancias técnicas y el tiempo transcurrido desde la Segunda Guerra Mundial, siguen sirviendo de lección a los estudiosos de la materia.

 

Por su extensión nuestro informe será publicado en partes. Las mismas no necesariamente tendrán una extensión uniforme, ya que tratamos que cada una sea en sí misma un artículo al menos parcialmente independiente del resto, facilitando así su uso como material de consulta.   

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